Para los fans

Para los fans

21 de febrero de 2014

9

‘Macchiato de caramelo grande, caliente y con crema batida,’ grita Andrezj, mi nuevo jefe polinesio quien, antes de que tenga tiempo de recoger la taza que ha puesto a mi lado, ya está gritando la siguiente orden.
‘Latte de vainilla de soya, grande y sin azúcar.’
Titubeo un momento, recordando los nombres de las bebidas, antes de recoger ambas tazas y ponerlas bajo la máquina de café. En Té-en-la-Colina el menú era simple – café negro o con leche, capuchino, chocolate caliente o cualquier sabor de té que quisieras (sólo es agua caliente y la bolsa de té – no es gran ciencia). Aquí es una historia diferente y me está tomando un tiempo acostumbrarme – ¡son demasiadas opciones!
Cuando Billy me pidió que me mudara con él a Londres creí que estaba loco, después de todo sólo nos conocíamos de hacía unos meses, pero lentamente me convenció, manteniéndome tranquila en el proceso, evitando que enloqueciera sobre cuán rápido estaban pasando las cosas entre nosotros. Lo había hecho parecer muy simple; si queríamos vernos más y darle una oportunidad a nuestra relación, teníamos que vivir juntos, o al menos más cerca. Aliviaría todo el estrés que inevitablemente provocaría el no vernos en el futuro. Y sí, me doy cuenta que para el resto del mundo esto puede parecer apresurado; ¡lo es! Pero Billy cree que al esperar un par de meses, lo estaríamos haciendo por esas personas que nos juzgarán de cualquier modo, así que ¿para qué molestarnos? Una cosa que he aprendido es que es difícil decirle que no a Billy.

Sorpresivamente, mamá estaba muy calmada con las noticias. No estaba muy segura de cómo decírselo dado su ataque anterior, pero Billy decidió decirle conmigo. Billy y mamá habían desarrollado una buena amistad, que había sucedido cuando él se nos unía en nuestras noches de viernes juntas, algo que todos esperábamos. Billy era un perfecto caballero con mamá – amable, cariñoso y atento – pero también la hacía reír histéricamente  con sus chistes. Se sentía bien tener todos esos sonidos de felicidad llenando nuestra casa de nuevo. Algo que no habíamos tenido por años. Finamente se sentía como realmente empezara un nuevo capítulo para nosotras, algo que mamá y yo aceptamos felizmente.
Aunque Molly fue un desastre cuando le conté la noticia. Nunca la había visto tan distraída y fue horrible ver a la mujer que creía tan fuerte en ese estado. Lloró sin parar en mis últimos días en Té-en-la-Colina y me hizo prometerle que la llamaría cada día, sin falta. Lo estoy haciendo felizmente.
Nadie ha estado más sorprendido que yo con el repentino cambio en mi vida – dejando todo lo que conozco y con lo que estoy cómoda en Rosefont Hill para mudarme a un lugar nuevo, dónde la única persona a la que conozco es Billy. No dejé todo sin cuidado y salí corriendo a Londres – no fue así. Tuve tiempo de advertirle a la gente, como mamá y Molly, y en pensar qué me facilitaría el cambio. Decidí que la independencia era la clave. Sabía que tenía que encontrar un trabajo, con suerte en una pequeña cafetería para mantenerme y tener algo que hacer en los días. Billy odió la idea, especialmente porque, en sus propias palabras, el felizmente podía mantenernos a los dos – fue difícil explicarle que la sola idea de vivir con él y no tener nada que hacer todos los días me hacía querer vomitar. Pero lo tomó para bien, aunque no lo aceptara del todo.
Aún antes de mudarme aquí empecé a buscar trabajo por internet, pero no obtuve respuesta. Seguía buscando trabajo cuando Billy me dio la llave de su departamento. Incluso después de varias semanas, ni una sola oferta de trabajo había aparecido, lo que significaba que tendría que aceptar el primer trabajo que me ofrecieran… que es como terminé usando un delantal naranja y una gorra, con un gran logo comercial en el frente. Así es chicos, estoy trabajando en Coffee Matters. Es rápido, es frenético y casi no hay interacciones satisfactorias con los clientes, aunque tenemos muchos más visitantes en una hora que los que teníamos en una semana en casa. Así que básicamente es el mismo trabajo, sin hornear, pláticas o beneficios. Sólo tengo que seguir recordándome que es una medida temporal que me mantiene física y económicamente independiente. Obviamente no le he contado a Molly de mi nuevo trabajo. No aún. No he tenido el coraje, porque sé cuán decepcionada estará.
‘¡Lo siento!’ le digo a la chica que golpea sus perfectas uñas contra el mostrador, haciéndome saber que me estoy tardando más de lo que le gusta para darle su orden. ‘¿Qué está esperando?’ pregunto, educadamente, sin dejar que su falta de paciencia me irrite.
Sopla y resopla en desesperación.
‘¿‘Un latte de vainilla de soya, grande y sin azúcar?’
‘¡Ah, cierto! ¡En eso estoy!’ digo mientras tomo el cartón de leche de soya y le sonrío. ‘Soy nueva. Ayer fue mi primer día, así que sigo tratando de recordar todo.’
‘Ajá…’ dice sin interés, jugando con su reloj, lo que inmediatamente me calla y hace que me apure.
Horas después, después de sentirme como una máquina que da bebidas a clientes desagradecidos, suspiro con alivio cuando veo a Billy afuera, usando sombrero y lentes negros para intentar ocultarse y mezclarse con la horda de turistas en la calle. Finalmente es hora de ir a casa. Volteo a ver a Andrezj para confirmar que puedo irme, a lo cual asiente con la cabeza y un gruñido. Tomo mi bolsa y me voy.
‘¡Ah, ahí estas!’ dice Billy, mientras pone sus brazos bajo los míos y me levanta del suelo. ‘¿Cómo estuvo?’
‘¡Completamente bien!’ digo sonriendo, no quiero que Billy se preocupe por mí en el trabajo, especialmente porque no estaba muy de acuerdo en que tomara el trabajo. Estaría mortificado si supiera cuán miserable me sentía, e insistiría en que renunciara de inmediato.
‘¿En serio?’
‘¡Absolutamente! ¿Cómo estuvieron los ensayos?’ pregunto, cambiando el tema mientras lo tomo de la mano y lo guío a casa. Me ha sorprendido cuán cerca está todo en Londres; siempre pensé que todo estaba lejos pero de hecho, ya que vivíamos en el corazón de la ciudad, podemos caminar a todos lugares. Estoy feliz porque no he tenido que pasar horas batallando con las líneas del metro y demás – no creo que me habría gustado mucho eso.
Billy está en la cuarta semana de ensayos junto con Ruth Banks, James Arterton y Ben Drake. La gran diferencia entre trabajar en el escenario y en una película lo ha alarmado, lo que lo hizo preocuparse demasiado la semana pasada sobre si era lo bastante talentoso para lograrlo. Honestamente creí que iba a renunciar, estaba tan deprimido por la situación. Aunque después de una gran plática con el director parece mucho más positivo – aparentemente, Billy estaba experimentando una especie de “pared del actor”, que es muy similar al bloqueo de los escritores, supongo, donde nada parecer funcionar con su personaje. Una vez que supo que era común sentirse mal a esa altura del proceso de ensayo, empezó a relajarse, ¡haciéndolo mucha mejor compañía!
‘Genial, finalmente todo empieza a tener sentido.’
‘¡Eso es bueno!’
‘No puedo esperar a hacerlo frente a una audiencia para ver qué les parece.’
‘¡No falta mucho!’
‘Menos de una semana.’
‘Wow.’
‘Así que ¿quiere ir a cenar, señorita May?’
Estoy por contestarle cuando un tipo con una gran cámara salta a 20 metros frente a nosotros y nos empieza a tomar fotos. Las manos de Billy se tensan alrededor de las mías mientras los caminamos titubeantemente, sin saber muy bien hacia dónde girar. Puedo sentir cómo abro los ojos cuando entiendo lo que pasa. Es un paparazzi y estamos siendo fotografiados.
Estoy en mi uniforme de Coffe Matters.
Antes de que pueda protestar o sonreír para mejorar la situación, el hombre de mediana edad en jeans rotos, tenis gastados y camiseta arrugada salte a una motocicleta a su lado y huya a toda velocidad, dejándonos detrás.
‘¡Mierda!’ suelto mientras Billy voltea hacia mí, impresionado. Me quito el delantal y la gorra de prisa. ‘¿Por qué no me quité esto antes de salir del trabajo? ¡Aún usaba el delantal, por Dios! ¡Me veo como la mayor perdedora del mundo!’
‘¡No, no es cierto!’
No digo nada, solo alzo las cejas, haciéndole saber que sé que está mintiendo. Me veo mal – esto es peor que ser fotografiada con un poco de harina en la cara.
‘En serio, Soph, te ves linda. Además, probablemente no usen esas fotos, terminarás ocupando espacio en la memoria de la computadora del tipo, obligándolo a borrarlas,’ dice encogiéndose de hombros.
‘Billy, tu novia trabaja en Coffee Matters…’ le explico lentamente. ‘Como si eso no fuera una gran historia. ¡Van a divertirse a lo grande con eso!’
Billy mira al suelo y se muerde el labio. Sabía que Billy no quería que aceptara el trabajo, probablemente por esta razón, y no sabe cómo decirlo sin ofenderme. Así que es injusto que lo haga sentir mal por algo que claramente no es su culpa.
Lo acerco a mí y entierro mi rostro en su pecho.
‘Lo siento. No es tu culpa,’ digo.
‘Cariño, ¡no necesitas trabajar!’
‘Calla. Si lo necesito,’ digo mientras acerco su rostro al mío y lo beso.
‘Pero cariño, no es lo que quieres hacer. Al menos déjame cuidarte hasta que algo mejor aparezca,’ implora.
‘¡Ni soñarlo!’ digo, alejándome de él y tomando su brazo para que sigamos caminando a casa. ‘Lo gracioso es, claro, que Andrej dijo específicamente que no podíamos llevarnos los delantales o gorras a casa… ¡esto será una lección!’
La siguiente mañana cuando voy a trabajar tomo mi celular (algo que he estado usando más ahora que me mudé a Londres – es mi línea a mi vieja vida) y tengo 5 llamadas perdidas de Molly y una de mamá. Lo desbloqueo pasando mi dedo por la pantalla y escucho los mensajes de voz que dejaron.
El de Molly es corto y al punto. ‘El naranja no te queda. Eso es todo,’ dice con aspereza antes de colgar.
El mensaje de mamá explica el de Molly, aunque no es necesario, ya sé a qué se refiere. ‘Soph, una pequeña advertencia, el señor Tucker le llevó los periódicos a Molly porque sales en pareja. No creo que le haya gustado mucho lo de Coffee Matters… ¿Creí que ibas a decirle? De cualquier modo, no te preocupes mucho por eso. Creo que sólo está un poco deprimida porque te fuiste. Además dice que la nueva chica, Sally, es una inútil. Llámala. Hablamos después. Salúdame a Billy. Te quiero. ¡Adiós!’
Decido arreglar las cosas y llamo a Molly de inmediato, sabiendo que cuánto más tarde, más agitada estará. ‘Hola, Té-en-la-Colina ¿puedo ayudarlo?’ dice una voz que no reconozco, decido que debe de ser Sally, la chica que mamá mencionó.
‘Hola, ¿está Molly?’
‘Si, ¿quién habla?’ dice.
‘Soy Sophie.’
‘Ohhh. Ya veooooo,’ dice alargando las palabras, haciéndome saber que sabe quién soy. Me pregunto qué le habrá dicho Molly de mí. ‘¿Qué te parece Londres? ¿Lleno de glamour y brillo?’
‘Erm… si, es genial. Lo siento, ¿está Molly ahí?’
‘Si,’ suspira decepcionada.
A los pocos segundos, Molly está en el teléfono.
‘¿Coffee Matters?’ chilla. ‘¿Coffee-maldito-Matters?’
Sé que no debería, pero no puedo evitar reírme.
‘Lo sé Molly, pero no es para siempre. Apliqué a otros tipos de lugares, pero nadie tenía ofertas de trabajo.’
‘Debe de haber algo más,’ insiste.
‘Honestamente Molly, ¿crees que estaría ahí si tuviera otra opción?’
Molly se queda en silencio. Sé que no seguirá enojada conmigo, pero aun así quiere que sepa que está decepcionada por el hecho de que dejé su maravilloso y hogareño salón de té para trabajar en lo que ella ve como una corporación sin corazón que produce al por mayor productos sin amor.
‘¿Es tan malo como lo imagino?’ pregunta finalmente con voz empática, tomándome por sorpresa.
‘Mucho peor. Nadie sonríe y las únicas palabras que dicen son órdenes o quejas.’
‘¿Quejas? ¿Quién se queja de ti cariño? ¿No pasé 8 años enseñándote todo lo que sé?’ dice sorprendida, haciéndome reír.
‘Es que son demasiadas opciones. Además todos tienen mucha prisa.’
‘Bueno, supongo que es normal, todos sólo quieren su dosis matutina. No cuentan con el lujo del tiempo.’
‘Exacto, no están ahí para hacer amigos y tienen lugares a los que ir.’
‘Es su pérdida entonces.’
‘Sip.’
‘No lo decía en serio ¿sabes?’ dice de pronto.
‘¿Qué?’
‘Lo de que el naranja no te queda… te ves encantadora en las fotos. Cansada, pero encantadora.’ Típico de Molly, creo, honesta pero justa.
Cuando llego al trabajo ese día mis compañeros me hacen miles de preguntas por las fotos en los periódicos. Creo que todos se sorprendieron cuando abrieron el periódico Metro de camino al trabajo y vieron la cara de la chica nueva en él. Así que de la nada paso de ser “la chica nueva con la que nadie quiere hablar” a “la persona más fascinante que jamás ha existido.” Es alarmante ver tal cambio.
Sorprendentemente, Andrezj es el más intrigado con la situación y sigue haciéndome preguntas todo el día, molestándose con mis respuestas cuando empieza a darse cuenta que sigo siendo la chica normal a la que le dio trabajo hace unos días.
‘Tu novio es un Dios, ¿qué haces aquí?’ pregunta, con su marcado acento polaco, mientras me ayuda a recoger las tazas sucias de las mesas (ayer era trabajo para una persona, pero de repente se necesitan 2 personas ya que he despertado su interés en mí).
‘Porque…’
‘¿Si?’
‘Quiero mi independencia.’
Pone los ojos en blanco, quitándose su largo cabello marrón del rostro.
‘¿Qué?’ pregunto.
Aunque una parte de mí cuida lo que digo porque es un extraño, que casi ni me hablaba antes de saber sobre Billy, disfruto el sentimiento de hablar con alguien nuevo lo que, dada mi historia, es un milagro. Es como si estar con Billy me hubiera dado un tema de conversación con el que me siento cómoda; quizá me ha dado algo para esconder mis inseguridades, haciéndome sentir más confiada.
‘Si fuera yo, estaría viviendo la idea – haría que su chofer me llevara a todas partes, y compraría todo de Harrods – incluso mi despensa semanal. Estaría cortándome el cabello, haciéndome faciales y manicuras todo el tiempo, alistándome para fiestas y cenas con sus amigos famosos,’ dice, tronando los dedos con estilo extravagante. ‘Estaría aprovechándolo al máximo, no levantando papeles sucios y sobras masticadas. Eso no es independencia. Es estupidez.’
‘Yo no lo veo así, además, Billy no lleva ese tipo de vida. Honestamente es tan normal como yo – sólo tiene un trabajo mucho más interesante.’
‘Entonces haz que te de una mensualidad.’
Veo a Andrezj sorprendida.
‘¡Nunca haría eso!’
‘Entonces eres una tonta,’ insiste, con un todo tan seguro que me hace reír, ‘Cuando finalmente conozca a un hombre rico que me enamore, estaré lejos de aquí en segundos. Ahora, toma el trapeador y lava los baños rápido.’

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