Recostada en mi cama esa noche,
mi mente divaga mientras veo mi habitación y las paredes de color rosa pálido
con marcos de fotos colgados en ellas. Llenos de fotos tomadas hace años,
cuando éramos una familia feliz. Nunca redecoré – ni siquiera he cambiado una
sola foto de los marcos. Ocasionalmente, cuelgo algún poster o algo en la parte
trasera de la puerta de mi habitación, pero nada más que eso. Nada que no pueda
ser quitado rápidamente; haciéndome saber que lo que una vez existió nunca está
muy lejos.
Aún nos puedo recordar vívidamente a los 3 en
B&Q y cómo me dieron la oportunidad de elegir el color de mi habitación.
Tan pronto dije rosa, mi papá gruñó y se quejó diciendo que me hartaría del
color en pocos meses y que tendría que volver a pintarla, pero aceptó de
cualquier modo. Como siempre. Siendo hija única casi nunca escuchaba la palabra
‘no’ cuando pedía algo. En retrospectiva él tenía razón; rosa podría haber
parecido una buena idea en el momento pero conforme crecí parecía muy de niña e
infantil. Aun así, nunca lo cambié. No después de la diversión que recuerdo
haber tenido mientras convertimos mi habitación en mi pequeña guarida.
Puedo recordar mi
emoción cuando compramos los overoles y protectores y luego fuimos a casa para
decorar ese mismo día. Al abrir la lata de pintura, mi mandíbula y la de papá
se abrieron cuando vimos lo brillante del color, aunque mamá nos aseguró que
sería menos llamativo una vez que estuviera en las paredes. Además, dijo, se
decoloraría con el tiempo. Todos nos reímos mientras hundimos nuestras brochas
en la pintura brillante y empezamos a ponerla en las paredes, pintando
cuidadosamente las orillas antes de usar rodillos felizmente en el resto de la
pared. Pintura rosa voló por mientras reímos al hacer la tarea; recuerdo pintar
la nariz de papá a propósito (mamá me animó a hacerlo) y luego tuve que correr
por toda la habitación cuando intentó vengarse, algo que obviamente consiguió,
haciendo que lo persiguiera de nuevo. Se convirtió en un juego muy desastroso,
así que para cuando terminamos de pintar las paredes, estábamos tan rosas como
ellas. Me ordenaron bañarme para quitarme toda la pintura que había encontrado
lugar en mis orejas, nariz y cabello, mientras papá salió a comprar una cubeta
familiar del KFC – comida rápida era algo raro en nuestra casa y sólo la
comíamos en ocasiones especiales. Comimos el manjar mientras nos sentamos en
medio del piso en mi recién pintada habitación, viendo nuestro trabajo. Fue un
gran día.
Cuando llegué a
casa de la escuela al siguiente día, entré a mi habitación y encontré a papa
colocando clavos en una de las paredes y colgando marcos de fotos de madera de
diferentes tamaños. Cuidadosamente buscó en los álbumes familiares y eligió
fotos especiales de nosotros en parques alimentando patos, de vacaciones o
simplemente abrazados en casa. Nosotros tres. Antes de que todo desapareciera.
Durante los siguientes años deseé poder saltar en esos marcos y revivir esos
pequeños momentos. Momentos que no me di cuenta que eran tan especiales hasta
que ya no estuvieron disponibles.
*
He odiado el
cambio. Odié tener que alejarme de algo que atesoraba tanto. Aunque al
recostarme en mi cuarto ahora, por primera vez en años, me siento emocionada
con la posibilidad de algo nuevo. Pensamientos emocionantes revolotean por mi
cabeza sobre el atractivo hombre que entró hoy a la tienda.
Una vez que dejo de
sufrir por el hecho que nunca había tenido un ataque de pánico frente a un
completo extraño, no puedo evitar sonreír al pensar en su sonrisa, su toque,
incluso su olor. Solo pensar en él es suficiente para hacer que mis entrañas
tiemblen. Nunca había experimentado un sentimiento como este – me siento mareada
y llena de lo que espero que sea esperanza.
Me las ingenié para
evitar compañía por gran parte de mi infancia y desde entonces sólo he estado
rodeada de mujeres todos los días, así que es justo decir que no tengo mucha
experiencia en lo que refiere a interacción con los hombres, más allá de
saludar a los hombres de la aldea cuando los veo en la calle. Han habido
extrañas relaciones casuales o citas a ciegas organizadas por algunas de las
señoras clientas de la tienda, que de vez en cuando han intentado emparejarme
con sus nietos, pero ninguno de ellos ha tenido éxito. Así que estoy
desconcertada por los sentimientos dentro de mí.
Me encuentro
recreando pequeñas partes del día en mi cabeza – su mano arreglando su cabello,
mis manos en las suyas mientras las acariciaba con sus pulgares para calmarme,
su preocupada sonrisa cuando se despidió… Soy una total perdedora. Lo que es
peor es no saber nada sobre este atractivo extraño. No tengo idea de qué lo
trajo a Rosefont Hill, aunque supongo que Molly tiene razón y tiene algo que
ver con la película. Lo que más me irrita es que ni siquiera sé su nombre.
¿Regresará pronto a
la tienda, o eso fue todo? ¿Ha desaparecido y nunca regresará? Paso la noche
rodando en mi cama incapaz de dormir mientras las preguntas sobre el recién
llegado llenan mi cerebro.
Después de la hora
de la comida al siguiente día, justo cuando empiezo a perder la esperanza de
que el extraño regrese, entra por la puerta. No puedo evitar sonreírle.
‘Hola tú. ¿Te
sientes mejor?’ pregunta.
‘Si… aunque aún me
siento como la mayor idiota del mundo,’ admito.
‘¿En serio?
Entonces espero que estas te animen un poco,’ dice, sosteniendo un ramo de
tulipanes de colores.
Estoy sorprendida.
Nunca antes nadie me ha comprado flores.
‘No tenías que
hacer eso,’ digo, mientras me estiro y tomo las flores, viendo su belleza.
‘Oh, no es nada.
Pasé por las florería y las vi ahí,’ dice encogiéndose de hombros y sonriendo.
Destruyendo cualquier idea de que pudo haber significado algo más.
‘Bueno, gracias,’
digo. Insegura de qué hacer después, nos paramos en silencio por algunos
segundos. ‘¿Te quedarás por algo de café o a comer?’ pregunto eventualmente.
‘Ah, sí, por favor.
Un café sería genial.’
‘Perfecto. Te lo
llevaré.’
‘Gracias,’ dice
mientras se da la vuelta y se dirige a la misma mesa de ayer.
Mientras me da la
espalda dejo que la emoción de su reaparición extienda una sonrisa en mi
rostro; necesita una gran cantidad de esfuerzo para evitar saltar y gritar de
alegría.
El extraño tiene la
cabeza enterrada en unos papeles de nuevo cuando me acerco con su café, y
cuando me ve cierra la pila de papeles y los pone en la mesa. No puedo evitar
leer la escritura al frente mientras pongo el café frente a él.
‘¡Ah, así que sí
estas trabajando en Orgullo y
Prejuicio!’ exclamo.
‘Claro que sí. Es
por eso que hablo conmigo mismo,’ dice mientras alza las cejas. ‘He estado
aprendiendo diálogos. Bueno, intentando.'
‘¡Así que tu
comportamiento tiene sentido! La señora Brown estará encantada de escuchar
eso.’
‘Genial,’ sonríe.
Mis ojos se abren y
casi salen de mi cara mientras un me llega el pensamiento de que quizá sabe
cosas sobre la película.
‘Entonces serás
capaz de, finalmente, terminar los rumores – ¿quién interpreta al señor Darcy?’
‘Bueno –’
‘Todas las colegialas
que vienen aquí han estado insistiendo en que un súper adolescente se quedó con
el papel, aparentemente hizo una gran trilogía – no es realmente de mi gusto,
nunca la he visto. Erm, ¿Billy algo…?’
‘¿Oh?’
‘Mmm… pero yo
espero que sea Jude Law,’ declaro.
‘¿En serio?’
‘Sip… sé que es
algo poco probable pero sería mucho mejor que un novato rompecorazones que
probablemente no sabe nada de romance o deseo. Así que ¿tienes idea si se nos
unirá el inigualable señor Law?’
Se me queda viendo
por algunos segundos antes de decir, ‘De hecho no iré al set hasta mañana,
espero averiguarlo entonces.’
‘¡En ese caso será
mejor que vengas y me lo cuentes todo!’
‘Me aseguraré de
hacerlo,’ sonríe. No puedo evitar devolverle la sonrisa.
‘De acuerdo, será
mejor que siga trabajando.’
No dice nada,
simplemente continúa sonriéndome.
Mientras me levanto
y me alejo estoy sorprendido de haber logrado dejar de ser un bufón nervioso y
haber podido mantener una conversación con este extraño, aunque esté un poco
mareada. No tengo idea de que me pasó. Quizá estoy más emocionada sobre la
película de lo que pensé, o quizá influyo la preocupación en su rostro ayer, y
el hecho de que regresó. Con flores.
Puedo sentir la
mirada del extraño en mí mientras empiezo a hornear muffins para el momento
después de la escuela. Cada que levanto la mirada me mira intensamente pero
desvía la mirada abruptamente en cuanto mis ojos encuentran los suyos, frotando
sus dedos contra su frente como si estuviera pensando profundamente, como si
después de todo no me estuviera mirando. Usualmente, este tipo de atención es
lo que trato de evitar, porque tiene a hacerme sentir incómoda y quiero
desaparecer, pero hay algo en este chico que me intriga. Quiero saber más sobre
él. Desafortunadamente, ¡esos sentimiento no evitan que mis mejillas se tornen
rosas al darme cuenta que estoy siendo observada!
Apenas he puesto
los muffins en una bandeja cuando la puerta se abre y entran Janet, Ella y
Charlotte con algunas de sus amigas, todas platicando sobre el último drama
adolescente.
‘Bueno, escuché que
Matthew dijo que le gustaba Michelle solo para darle celos a Sarah,’ declara
Ella en un tono de sabelotodo.
‘No estoy tan
segura,’ dice una de las chicas que no reconozco. ‘La llevó al parque para
estar solos. Así que debe gustarle en verdad.’
‘Ya veremos…’ dice
Ella con una sonrisa presumida.
No puedo evitar suspirar
por todo el drama.
‘¡Hola! ¿Podríamos
tener una jarra de té de hierbabuena y muffins para seis, por favor?’ pide
Charlotte educadamente mientras todas se reúnen en el mostrador.
‘Por supuesto,’
digo. Empiezo a hacer el té mientras todas eligen sus muffins.
‘Todos son bajos en
calorías, ¿cierto Sophie?’ pregunta Janet con una mirada sospechosa. Hace unos
meses, accidentalmente les di muffins normales (para su horror), y esto ha
ocasionado que Janet se asegure de que no les sirva muffins infestados de
grasa.
‘Si Janet. Los hice
espe–’
Soy interrumpida
por Ella, quien suelta el grito más fuerte y estridente que jamás he escuchado.
‘¡AHHHH! ¡ES BILLY BUSKIN!’ grita.
Por suerte alejé la
tetera con agua hirviendo antes de que el resto de las chicas se unieran a su
locura. Es atractivo nuevo cliente el que hace que las chicas actúen de modo
tan bizarro. Inmediatamente, Janet saca su celular y empieza a tomarle fotos.
Ella se acerca a él corriendo y casi lo taclea al suelo como algún jugador de
rugby, y una de las chicas que no conozco empieza a llorar histéricamente…
Oh. Por. Dios.
Me empiezo a
encoger detrás del mostrador y me escondo hasta que todos se vayan cuando me
doy cuenta que él es la estrella de Hollywood de la que todos han estado
hablando. Él es Billy Buskin – del que todas tienen posters en sus paredes.
¿Por qué esa posibilidad no me cruzó por la cabeza? ¿Y por qué demonios no me
lo dijo? Me escuchó hablando de Jude Law y me dejó seguir diciendo que pensaba
que este ‘Billy Algo’ no tendría idea de qué es la pasión o el deseo. Así que,
básicamente, fue ridículamente amable conmigo ayer, me trajo flores hoy y yo lo
insulté de todas las maneras posibles diciendo que arruinaría el personaje.
¡Demonios! ¡Qué idiota soy!
Me concentro en
completar la orden de las chicas mientras intento tranquilizarme, algo que no
es fácil cuando puedo sentir mis mejillas enrojeciéndose a cada segundo que
pasa y tengo que evitar la urgencia de romper a llorar por la vergüenza.
Billy, por otro
lado, es un sueño. Está más que dispuesto a atender a las colegialas mientras
firma sus cuadernos, se toma fotos con ellas, y habla por teléfono con una de
sus amigas ausente. Incluso se ríe educadamente de sus bromas y contesta todas
sus preguntas intrusivas y personales.
Eventualmente, las
chicas empiezan a calmarse cuando les llevo la jarra de té y los muffins a su
mesa, aunque continúan actuando de manera extraña. Janet trata de sentarse de
un modo seductivo (piernas cruzadas, sacando el pecho) mientras hace puchero
con los labios, Charlotte y Ella solo se sientan y lo ven en silencio, y la
amiga que llora continúa haciéndolo – todas siguen sin creer que se cruzaron
con sus ídolo adolescente en el salón de té local.
No me sorprende que
Billy decida guardar sus cosas e irse después de la escena. Mientras se acerca
al mostrador para pagar su cuenta me cuesta trabajo hacer contacto visual y
estoy consciente de mis mejillas rojas que hacen que parezca un jitomate en
fuego. Aunque no lo estoy viendo sé que tiene una sonrisa en su rostro cuando
le doy la cuenta.
Siguen diez
segundos de insoportable silencio antes de que me dé dinero, se incline y diga
en voz baja, ‘Así que resulta que yo soy el súper adolescente que mencionaste.’
‘Así parece…’
murmuro.
‘Y resulta que sí
sé quién interpretará a Darcy… te habría dicho que era yo – pero cuando fue
claro que tenías favoritismos hacia Jude no supe cómo contarte la noticia.’
‘Bueno, estoy muy
decepcionada,’ digo, mientras alzo las cejas y sacudo la cabeza.
‘¿De que el
adolescente interpretará al señor Darcy?’
‘No…’ digo,
finalmente viéndolo a los ojos. ‘De que no podré conocer a Jude Law.’ Esto hace
que incline su cabeza hacia atrás y deje escapar otra gran carcajada, pero esta
vez la deja sonar por la tienda y no trata de ocultarla, aunque esto hace que
las chicas se den la vuelta y se queden boquiabiertas.
‘Tengo que decir
que el servicio en este lugar es peculiar, o estas teniendo mini episodios
haciendo que los clientes atiendan por ti, o los estás insultando. Un modo
extraño de servicio al cliente, pero debe de estar funcionando porque no puedo
esperar a ver qué pasa la siguiente vez que venga.’ Y añade en voz baja,
‘Aunque, por supuesto, tendrá que ser en horas de escuela.’ Con un rápido guiño
y una gran sonrisa, se aleja del mostrador, se despide rápidamente de sus
admiradoras y sale de la tienda. Y me deja siguiéndolo con la mirada.
Tan pronto está
fuera de vista, Molly se acerca corriendo, ‘¡Te dije que lo había reconocido!’
‘Oh, Molly…’
‘¿Qué pasa cariño?’
‘¡Hice un completo
ridículo!’ digo, escondiendo la cara entre mis manos.
‘¡Como si eso fuera
posible!’
‘No, en serio…’
rápidamente le informo lo que pasó, enrojeciéndome por la vergüenza, mientras
mis ojos se llenan de lágrimas. Molly me detiene y me toma de los hombros para
que la vea.
‘Soph, ese joven
vino a ver si estabas mejor y te trajo flores. No ha sido capaz de quitarte los
ojos de encima desde que llegó – ¡y me di cuenta de eso antes de saber que era
una estrella de película! Créeme cuando te digo que regresará antes de que te
des cuenta.’
‘¡Lo dudo Molly!’
lloriqueo, mientras me rindo y dejo que las lágrimas caigan por mi rostro.
‘Bueno, ¡supongo
que sólo el tiempo lo dirá!’ dice, mientras me abraza.
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