Para los fans

Para los fans

4 de enero de 2014

Chica estrella

Capítulo 7 – Chica estrella (Star Girl)
Tom: Día de San Valentín del 2004. Mierda.

Era mi primer San Valentín desde que había regresado con Giovanna, y no le había comprado un regalo. ¿Qué debería hacer? Escribirle una canción, por supuesto. ¿Qué podía ser más romántico que eso? Tomé mi guitarra y trabajé en un par de acordes y letras. Letras personales, sobre ella y yo, sobre la primera vez que bailamos juntos, en los azulejos de la cocina en la casa de mis padres, al compás de ‘Easy’ de los Commodores. La canción salió sin trabajo – no me tomó más de cinco minutos. No es que la haya apresurado, pero cuando me siento realmente inspirado mis canciones más creativas se escriben en minutos. Toqué en la puerta de Danny para pedirle que la grabara. Él ya estaba fascinado por la producción musical – algo en lo que resultaría ser increíble – y habíamos montado nuestro pequeño estudio en la casa de la banda.

Le toqué mi canción…

Danny: … y la odié. Para mí sonaba como el tipo de cosa que cantaría un mal cuarteto de barbería.

Tom: Pero de todos modos la grabé, solo, en el estudio casero de Danny mientras los chicos veían Crimewatch abajo. Luego subí a mi carro y manejé a la casa de Giovanna para darle su regalo. Se llamaba ‘All About You’. Nunca supuse que sería una canción de McFly. Se suponía que sería una canción sólo para Gi. Fue la primera canción que había escrito yo sólo, sin ayuda de James Bourne, o Danny, o Dougie. Sólo una canción personal para mi novia que terminaría convirtiéndose en uno de nuestros más grandes éxitos.

Adelantémonos seis meses. Busted había accedido a involucrarse en la grabación de la versión de Band Aid 20 de ‘Do They Know It’s Christmas?’ Como resultado, Fletch había estado hablando con Richard Curtis sobre Comic Relief. Siempre buscando una oportunidad, sacó el tema de que quizá nosotros podíamos involucrarnos. Así fue como terminamos sentados en la oficina de Richard Curtis, dando ideas, tratando de decidir si era algo que podíamos hacer juntos.

Ya habíamos empezado a escribir para nuestro segundo álbum, y el material que estábamos creando era menos pop que las canciones que habíamos escrito previamente, más influenciado por bandas como The Who y Oasis. Nada de eso era adecuado para Comic Relief, pero yo  tenía esta canción por ahí que había escrito para Giovanna. Todos se volvieron locos por esa canción. Era buena y era pop, tenía el sentimiento correcto, y en menos de una semana todos habían decidido que ‘All About You’ sería el sencillo de Comic Relief para el siguiente año, con ‘You’ve got a friend’ como el B-side.

Le debemos mucho a Busted – especialmente yo, aunque me hubieran sacado de la banda después de un par de días. No queríamos verlos separarse. Sin embargo, Charlie decidió que ya no le gustaba, y el grupo había decidido que si uno de ellos quería irse, todo el grupo tendría que separarse. Busted nunca tuvo la misma relación entre ellos que nosotros. Ellos nunca fueron mejores amigos. Verlos separarse fue un recordatorio de cuanta suerte teníamos de ser tan cercanos. Me hubiera gustado recordar eso en los meses que vendrían.

Richard Curtis nos preguntó si nos involucraríamos más que sólo grabar la canción. ¿Iríamos a África a hacer un pequeño video para Comic Relief? Por supuesto que lo haríamos. Sería otra emocionante adición a lo que parecía un muy buen año 2005.

Había sido en nuestra primera gira que nos habían dicho que un director de la 20th Century Fox venía a vernos en Hammersmith. “Tienen que tocar bien,” nos dijeron nuestros managers. “Sean graciosos. Sean geniales con él.” En ese momento no sabíamos porqué estaba ahí, pero como resultado de su visita nos preguntaron si queríamos estar en una película de Hollywood llamada Just My Luck con una joven actriz llamada Lindsay Lohan – una de las estrellas más guapas de América en aquel tiempo. Cuando la oferta llegó, no nos dimos cuenta de cuán importante era. Era sólo otra cosa que pasaba en el loco remolino que ahora era nuestra vida. (Hoy en día estaríamos muy maravillados.) Poco después de eso, descubrimos que habíamos sido nominado para un BRIT. Nuestra agenda se veía bien. Un viaje a África, los BRIT Awards y luego algún tiempo grabando en New Orleans y New York. Adelante.

Viajamos a Uganda en Enero del 2005. Ninguno de nosotros sabía que esperar. Habíamos estado viviendo muy cómodamente – habíamos viajado en jets privados y teníamos vacaciones de lujo, estábamos acostumbrados a hospedarnos en los mejores hoteles y teníamos suficiente dinero para comprar cualquier cosa que quisiéramos.

Y entonces llegamos a Kampala.

En el momento en que nuestro coche salió del aeropuerto sentimos que habíamos aterrizado en otro mundo. No estábamos quedando en el equivalente a un hotel de cinco estrellas; a quince minutos donde los pobres de Uganda vivían en los barrios bajos. Cada día íbamos a esta área de indescriptible pobreza. Cada día nuestros ojos se abrían un poco más. Y cuanto más abiertos están tus ojos, es más fácil que escapen las lágrimas.

Estábamos ahí para ver el trabajo que hacía Comic Relief, pero más que eso estábamos ahí para ver cuanta ayuda más se necesitaba. Nos enseñaron una clínica fundada por Comic Relief, a la que la gente de millas alrededor iba a pie. Era el único lugar en Uganda en que podías recibir tratamiento para la malaria y VIH. Era un lugar pequeño, no mucho más grande que una choza. No era suficiente para tratar a las miles de personas en ese país que necesitaban sus servicios. Pero era todo lo que tenían.

Conocimos gente de nuestra edad. No estaban viviendo en lujos como nosotros. Estaban muriendo de malaria. Atestados en esta clínica, sofocándose en el calor intolerable, no había suficientes camas para todos los que necesitaban tratamiento. Muchos de ellos estaban acostados en delgados y sucios colchones en donde pudieran encontrar lugar en el suelo. En las escaleras. En las puertas. Esperando lo inevitable.

Danny: Lo peor era el olor…

Dougie: Y la tierra naranja que estaba en todas partes…

Harry: Y caminar por la calle viendo pescado podrido con moscas volando alrededor…

Tom: Niños sin zapatos…

Danny: Y alcantarillas abiertas…

Dougie: Y pequeños bebés con los estómagos distendidos por la malnutrición…

Tom: Vimos casas donde los habitantes tenían que hacer del baño en un hoyo que estaba conectado al lugar donde obtenían agua para beber y lavar su ropa. Visitamos la única bomba de agua potable en la región. Estaba cerrada y resguardada por un hombre del gobierno, al que las personas tenían que pagarle para recibir agua fresca. Pero ninguno de ellos tenía dinero. Comic Relief les daba el dinero necesario para asegurarse que no bebieran la misma agua en la que hacían del baño.

Danny: Los niños eran brillantes. Divertidos. Para ellos éramos postes humanos en los que podían escalar. También éramos curiosidades, y no sólo porque fuéramos blancos. Nunca antes habían visto pecas, así que intentaban quitármelas. Lo mismo pasaba con los tatuajes.

Dougie: Y después de seguirnos un tiempo, empezaron a copiar el movimiento de cabello estilo Bieber de Danny.

Danny: Estos niños no tenían nada en el mundo, pero no dejaban que eso los deprimiera, supongo que porque no conocían otra realidad. Aunque parecía haber un límite de edad para la felicidad. Conocimos niños tristes de catorce años que eran los mayores en su familia, obligados a proveer para sus hermanos y hermanas menores. Obligados a crecer antes de tiempo. Exactamente lo opuesto a nosotros.

Tom: Conocí a una chica de mi edad. Era VIH positiva. Su recuerdo es suficiente para acechar a cualquiera. Estaba en los huesos. Su cama estaba empapada en sangre y orina. Estaba alucinando, incapaz de estar lúcida más que por un par de minutos. Días después, mientras estábamos allí, murió.

Danny: Fui a visitar a una niña de seis años con malaria. Su mamá estaba a su lado y le expliqué porqué estábamos allí, y que queríamos saber más sobre las crudas realidades en Uganda. Ella parecía ida mientras me decía, en un modo robótico, que su hija sufría de fiebres constantes y dolores insoportables en sus miembros – la malaria te hace sentir como si tus huesos estuvieran quemándose. Su niña tenía suerte – estaba siendo tratada – pero no lo habrías pensado cuando el doctor entró a la habitación. La niña empezó a gritar. Con el corazón. Sabía lo que sucedería: dolorosas inyecciones directamente en sus articulaciones. Eran necesarias, claro. Con suerte, la mantendrían con vida. Pero intenta explicarle eso a una niña de seis años. Sostuve la mano de la pequeña niña, esperando confortarla un poco. Nunca olvidaré la mirada que me dio. No pude soportarlo. Yo también estaba llorando cuando salí de esa habitación. Llorando a más no poder.

Harry: Cuando llegaba la hora de la comida, nos llevaban a una pequeña choza para comer. No era cocina de alta categoría exactamente – Pringles, Kit Kats y no mucho más – pero era un festín comparado con lo que tenía la mayoría de la gente. Los niños rodeaban esa choza, los ojos bien abiertos y sus mandíbulas abiertas viendo la comida, que con gusto les hubiéramos compartido. Pero teníamos instrucciones estrictas de no darle nada a nadie. No es sólo que sus estómagos no lo habrían soportado. Si le hubiéramos dado un Kit Kat a uno de esos niños, alguien simplemente se lo habría robado, golpeándolo en el proceso. Eso es lo que hace la pobreza.

Niños mayores nos rogaban que los ayudáramos. Nos rogaban que les diéramos dinero. Nos rogaban para que nos los lleváramos, que los trajéramos a Inglaterra con nosotros.

Tom: Uganda realmente nos abrió los ojos, pero también nos dio buenos momentos para recordar. Había un solo lugar con electricidad en la villa donde logramos conectar un sistema de sonido. Pusieron una parte de una batería e hicimos un pequeño concierto acústico, enseñándoles a unos doscientos niños africanos ‘You’ve got a friend’ con el sol poniéndose en el horizonte. Hay momento que nunca olvidarás. Ese es uno de ellos. Y suena cliché, pero viajes así cambian el modo en que ves el mundo. Te hacen recordar cuánta suerte tienes. Y nosotros teníamos más suerte que muchos.

Harry:Cuando llegó el momento de irnos de Uganda, nos encontramos rodeados de cientos de niños, regándonos aún más vigorosamente para que les diéramos dinero, y para que los lleváramos a casa con nosotros. Cuando finalmente nos subimos al coche que nos llevaría al aeropuerto, nos sentamos en absoluto silencio por unos minutos, antes de que Tom y Danny empezaran a llorar. Podía sentir que yo también quería llorar. Volteé a ver a Dougie. Estaba haciendo un extraño sonido con la boca. Completamente insensible, o eso pensé, y me descubrí riendo. En realidad, como estábamos siendo grabados, estaba tratando de distraerse para evitar que las lágrimas fluyeran. Tom y Danny no podían dejar de llorar; Dougie y yo estábamos entre lágrimas y carcajadas. Seguimos así por un par de horas, la emoción de nuestra visita y todo lo que habíamos visto finalmente salió a flote. No hubo una sensación de autocomplacencia al involucrarnos con el trabajo de Comic Relief en Uganda; no importa lo que la gente dijera en el futuro, no fue un acto cínico de auto-promoción. Después de ver de primera mano las realidades de la vida allí, deseamos poder haber hecho más.

Tom: Regresamos a Londres a principios de Enero, antes de volar inmediatamente a New Orleans para grabar algunas canciones para Just My Luck. Harry y Dougie ya estaban tocando muy bien, y como el consenso general es que éramos una muy buena banda tocando en vivo, nuestro productor, Hugh Padgham, quien había grabado la mayoría de nuestro primer álbum, estuvo de acuerdo en darnos todos los servicios que cualquier músico necesitaba. Esta sería la primera vez que estaríamos grabando juntos como una banda. Y era el doble de emocionante porque estábamos grabando nuevo material.

Danny: Hugh era un productor chapado a la antigua, y era estricto con nosotros. Lo admirábamos. No podías llegar tarde con Hugh, no podías jugar en el estudio. La tecnología en aquel tiempo era muy distinta a la de hoy. En principio, aún grabábamos en casetes y Hugh odiaba trabajar con computadoras. Él era la computadora, trepaba en los tambores para ajustarlos, nos hacía alejarnos del micrófono en ciertas palabras. Y quería que tocáramos nuestra propia música, que fuéramos la banda que nosotros queríamos ser. Él era nuestra longitud de onda. Hugh había trabajado con todos – Paul McCartney, String, Genesis, Freddie Mercury – y era genial trabajar con él en un estudio fantástico en New Orleans, donde tanta buena música se había hecho en el pasado.

Tom: Y también era extraño, estar allí inmediatamente después de nuestra experiencia en Uganda. Compartí una sandía con una pequeña niña negra en África antes de irnos. Pésimo error. Terminé vomitando en un hospital de New Orleans y con inyecciones en mi trasero (¿Demasiada información?)

Danny: Para mí, estar en el estudio era como ir a casa. Pero mientras grabábamos en New Orleans, empecé a tener la impresión de que algo estaba mal en mi verdadera casa en Bolton. Seguía recibiendo llamadas de mi hermana. “¿No crees que papá está actuando un poco raro?” La verdad es que si lo notaba. Llevaba actuando raro por mucho tiempo. ¿Recuerdas que te conté cómo mi familia solía ir a casa de mi abuela los Domingos? ¿Y que conforme pasó el tiempo, mi papá pasaba menos tiempo con nosotros en esos Domingos, y más tiempo en el bar? Eso había continuado después de que entré a la banda. Era como si el bar fuera su nueva casa, y la gente ahí fuera su nueva familia. Una vez que la banda estuvo ocupada, y el tiempo que yo pasaba en casa se vio limitado, papá siempre quería llevarme a ese bar cuando regresaba a Bromley Cross. No me molestaba, y tampoco a mi mamá, pero ella sentía que primero necesitaba pasar tiempo con la familia. Como era de esperarse, eso causó tensiones. Como siempre, traté de ser el pacificador y dividir mi tiempo entre ellos, pero eso sólo llevó a más discusiones. Y si alguna vez me ponía de parte de mi mamá, papá se iba al bar de cualquier modo.

A pesar de eso, aún tenía una buena relación con mi papá. Cosas de padre e hijo, donde podíamos hablar de fútbol y chicas, e ir a beber juntos. Para mi primera Navidad en la banda, como tenía un poco de dinero en mi bolsillo, había llevado a mi mamá, mi papá, mi hermana, mi abuela y mi abuelo a Antigua, en primera clase. Estaba sentado al lado de la alberca con mi papá, tomando cocteles y viendo a las chicas, cuando lo dijo. “En verdad me está hartando, Danny.”

“¿Quién?” pregunté.

“Tu mamá. En verdad me está hartando…”

No me gustó el modo en el que estaba hablando, pero no soy bueno haciendo grandes escenas. Defendí a mi mamá un poco y traté de cambiar el tema de conversación.

Mi instinto me decía que algo no estaba bien. Me di cuenta que quizá no conocía a mi papá como creí. Me di cuenta que nuestra casa había cambiado lentamente. Ya no era una casa familiar. Papá nunca estaba ahí. Las cosas en la casa nunca se hacían. Cuando mi hermana me llamó en New Orleans para decirme que estaba preocupada de que papá podría estar teniendo una aventura, traté de sacarlo de mi mente y concentrarme en el trabajo, pero una pequeña voz en mi mente me dijo que algo estaba pasando. Una hora después me llamó para decirme que era verdad. Mi papá estaba viendo a alguien más.

Para mí sólo había una cosa peor que saber que había problemas en mi casa: estar en el otro lado del Atlántico incapaz de hacer algo. Papá seguía durmiendo en casa, y mi mamá estaba devastada. Yo estaba tan ansioso – seguía experimentando ataques de pánico – pero hice lo que pude para mantener las cosas en perspectiva. Apenas habíamos visto a una niña morir de malaria; esto no era muy importante ¿cierto?

Cuando regresamos a Inglaterra, listos para los BRIT Awards la siguiente semana, lo primero que hice fue tomar un tren a Bolton. Me di cuenta en el viaje que tenía miedo de ir a casa. Cuando llegué y vi todas las luces apagadas, pareció sombríamente apropiado. Nadie estaba ahí – mamá estaba en casa de mi abuela – y cuando escuché que la puerta se abría y me di cuenta que era papá, me encerré en el baño, asustado porque no le había dicho que iba a casa y no quería que se enojara y pensara que había estado hablando con mi mamá y no con él. Pero no podía quedarme en el baño por siempre. Respiré profundamente un par de veces, abrí la puerta con una mano temblorosa y salí para enfrentar la música.

No podía quedarme callado. Mi mamá estaba perturbada, sin duda llorando a mares en casa de mi abuela. Nos sentamos juntos. Casi estaba hiperventilando y él me sujetaba de las muñecas, tratando de calmarme. No podía verlo a los ojos.

Traté de convencerlo de que se sentara con mamá a hablar las cosas, explicarle y disculparse por ya no amarla, pero él no se sintió capaz de hacerlo.

Al final, fue demasiado para mí. Enloquecí. “¡Jódete!” le grité, y salí de la casa hecho un torbellino.

Siempre había pensado que mi papá era increíble. Siempre me había llevado bien con él. Tristemente, esa fue la última vez que hable de frente con él.

Como Dougie, de pronto yo era el hombre de la casa. Pero también como Dougie, casi nunca estaba en casa. No fingiré que regresar a la casa de la banda el siguiente día no fue un alivio. Pero es difícil explicar la ansiedad que sentí, sabiendo que mi mamá y mi hermana tenían que acostumbrarse a esta horrible nueva situación sin mí.

Papá no se salió de la casa inmediatamente, como se lo pedí. En Londres, recibí una llamada de mi mamá, diciendo que papá regresaba a casa para dormir en mi habitación. Hablé con el por teléfono. Es suficiente decir que fue una mala conversación – tan mala que terminé haciendo un hoyo en la pared de la casa de la banda al golpearla por la frustración y el enojo.

No sé cómo nos las habríamos arreglado su yo no hubiera tenido un poco de dinero, ya que mi mamá y mi papá necesitaban sus propias casas. Me hice cargo de los pagos de la hipoteca de mi mamá y de la escuela de mi hermana. Nuestra pequeña casa en Bromley Cross cambió de ser cómoda a un lugar triste, y aunque quería estar allí para mi mamá y mi hermana, no quería dejar la burbuja de McFly para enfrentar la realidad de la vida en Bromley Cross. ¿Quién querría hacerlo?

Llegó la noche de los BRITs Awards – quizá el momento más emocionante de nuestras carreras hasta ahora. Competíamos por Mejor Acto Pop y sabíamos que había una posibilidad de que ganáramos. Pero era suficiente el haber sido invitados, mucho más estar nominados. Era un recordatorio de cuán loco había sido nuestro primer año.

Harry: Estar en la alfombra roja es un poco extraño. No es algo que disfrute. No puedes evitar sentirte ansioso antes de llegar. No puedes evitar preocuparte que cuando salgas del coche, toda la prensa se pregunte quién demonios eres. Ninguno de nosotros quería ser el primero en pisar la alfombra roja, pero la noche nos puso aún más nerviosos. Aunque una vez que estuvimos adentro, fue increíble. Pudimos babear cuando Green Day tocó “American Idiot”, y cuando llegó el momento de que Jodie Kidd anunciara al ganador del mejor Acto Pop, todos nos tomamos de la mano bajo la mesa…

Y el ganador es…

Tom: A ninguno de nosotros nos gustan los discursos de agradecimiento, pero la emoción de haber ganado nos hizo más soportable el pararnos ahí a agradecer a la gente a la que queríamos agradecer mientras Fletch destapaba botellas de cerveza en la mesa. Detrás del escenario hicimos la rueda de prensa, y mientras estábamos en la sala de Radio 1, Green Day entró. Sentí que Dougie me tocaba el hombro. “Amigo… ¡amigo!

Dougie: Los chicos de Green Day nos gritaron “¡Hey, es McFly! ¿Quién es el pequeño con la champaña?” El pequeño era yo, la botella en una mano, nuestro premio en la otra, platicando con uno de mis héroes musicales. Dos minutos después, Billie estaba – literalmente – vaciando champaña en la garganta de Harry. ¿Podría mejorar la tarde?

Tom: Más tarde Universal Records dio una fiesta por los BRITs. Nos divertimos como nunca y terminamos borrachos bailando con Girls Aloud y escuchando los halagos de la gente importante de Universal, antes de regresar a la casa de la banda. Danny y yo nos sentamos en nuestro estudio, escuchando los demos de nuestras nuevas canciones. Sonaban increíbles, acabábamos de ganar un BRIT, habíamos conocido a Green Day. Todo Estaba saliendo bien.

Y además de todo eso, estaba el pequeño asunto de hacer una película…

Dougie: Los productores de Just My Luck esperaban que fuera la siguiente Pretty Woman. Estaban muy equivocados. Pero nos divertimos al hacerla. Estar en el set de una gran película era como estar en un mundo de ensueño, como una película nuestra. Puedes imaginar la escena: un chico de la parte pobre de la ciudad es transportado a Hollywood, y lo que sigue es un montaje de él en lugares impresionantes haciendo locuras. Ese niño éramos nosotros.

Danny: Y como todos los niños, teníamos adultos diciéndonos qué hacer. Nuestros managers nos habían leído las reglas antes de que siquiera hubiéramos pisado New Orleans. Eran órdenes de los jefes. Sin preguntas. Sin peleas. No pueden involucrarse con Lindsay Lohan. ¿De acuerdo?

Dougie: Incluso la regla nos hizo reír. Como si Lindsay Lohan quisiera involucrarse con nosotros. Sólo estábamos ahí para divertirnos y hacer una película.

No tuvimos clases de actuación. Definitivamente debimos haberlas tomado. La idea era que deberíamos ser naturales y orgánicos, que deberíamos actuar como lo hacemos normalmente. En la práctica, necesitábamos mucha ayuda. Habíamos grabado un par de vídeos musicales antes, pero nunca habíamos estado en el set de una película, así que no sabíamos qué hacer. También era nuestra primera experiencia de estar cerca de alguien famoso mundialmente, y sin querer sonar horrible, Lindsay Lohan era exactamente lo que esperabas que fuera una súper estrella adolescente. “Complicada”. Pero  hizo un esfuerzo con nosotros.

Danny: Más que un esfuerzo. Durante nuestro primer día en el set me pidió que fuera a su tráiler. Era un Winnebago gigante, lleno de productos para el cabello y perfumes y otras cosas de chicas – tienes la idea. Estaba muy nervioso, pero ella me dio su número telefónico. Pensé que estaba bien allí – aún más cuando nos pidió que nos uniéramos a ella en la cena de esa noche. ¿Nos emocionaba salir con Lindsay Lohan en New Orleans? ¡Demonios, si!

Harry: Una Hummer que manejaba uno de los hermanos menores de Lindsay nos recogió en nuestro hotel esa tarde, y nos llevaron a una vieja y grande mansión en New Orleans en French Quarter donde Lindsay estaba con algunos amigos. Nos hizo esperar en la Hummer por 45 minutos antes de aparecer con su hermana pequeña y un amigo.

Fuimos al restaurante, pero ni siquiera habíamos entrado cuando Lindsay empezó a enumerarme todos los actores de Hollywood con los que había estado (mis labios están sellados), antes de explicarme que prefería a los hombres mayores. “¿Alguna vez has salido con alguien mayor que tú, Harry?”

Le conté lo de la coreógrafa, y pareció pensar que era genial.

Tom: Suficientemente genial para que ella quisiera que Harry y Danny se sentaran a su lado en la cena, mientras que Dougie y yo quedamos atrapados al otro lado de la mesa con su hermana pequeña, que no podría haber tenido más de 12 años.

Harry: Ordenamos comida y vino. Mientras nos sentamos a comer, ella nos contó todas estas historias – historias gráficas sobre su vida sexual, lo suficiente para dejar nuestros cortes de carne. Cuando la cena terminó – Lindsay estaba un poco tomada en este momento – decidió que deberíamos regresar a su hotel por unas bebidas.

Caminamos de regreso a la Hummer. Estaba a punto de subirme cuando sentí la mano de Lindsay en mi hombro. “No, Harry” dijo. “ te sientas junto a .” Y luego dijo en voz más alta: “¡Oigan todos, Harry se va a sentar junto a mí!”

En el hotel de Lindsay, su séquito esperaba, incluyendo a su mamá y a su hermano pequeño. Había una especie de fiesta de graduación en el hotel, así que multitudes de niños estadounidenses enloquecían al verla. Y cuando alguien se acercaba a ella, ella me presentaba en broma como su novio. Al menos, yo pensé que estaba bromeando.

Dougie: Era extraño, pero no tanto como su familia. Lindsay le dijo a su mamá que iríamos a un club y que ella debería acompañarnos. Cuando su mamá estuvo de acuerdo, el hermano de ocho años de Lindsay – con justa razón – empezó a llorar y a rogar para que no se fuera. La mamá de Lindsay consoló al niño, diciéndole que se quedaría con él, pero le dijo en silencio a Lindsay “Iré contigo”. Por supuesto, el niño la vio hacerlo. Fue un desastre.

Harry: Al final la mama de Lindsay no nos acompañó, pero nos encontramos con otros miembros del elenco y personal en el Club 360, un pent-house giratorio con vista a French Quarter y el Mississippi. Empecé a sentirme fuera de lugar, y era un lugar extraño, el mundo giraba y la música estaba muy fuerte. El hecho de que Lindsay flirteara conmigo lo hizo aún más extraño.

Me senté en silencio en una esquina del club, pero muy pronto ella me había localizado. Empezó a bailar frente a mí. Era un poco incómodo, sabiendo que la mitad del club nos observaba. Y mientras ella giraba frente a mí, yo no sabía qué decir. “Er, eres una buena bailarina” conseguí decir al final.

“¿Si?” dijo, de pronto muy intensa y un poco borracha. “¿Si? Puedo bailar cualquier cosa. Tap, ballet, jazz…” Completamente patética, pero dobló sus esfuerzos para probarlo. Me sentía más y más incómodo, con la habitación dando vueltas y Lindsay bailando. Me retiré a una especie de barra que rodeaba el club en circunferencia, que estaba quieta mientras el resto del piso giraba. Me senté ahí en silencio, pero pronto Lindsay se sentó. De la nada, estaba sentada frente a mí, su cara a centímetros de la mía.

“Bésame,” susurró.

Dios, esta noche se volvía cada vez más extraña. Miré alrededor y luego me encogí de hombros. ¿Por qué no? Quizá podía hacerla sentir mejor. Nos besamos.

No fue mucho más que un beso rápido, y no creo que nadie lo vio. Aunque sentí que momentos después, todos nuestros acompañantes se iban del club. Ya eran las dos de la mañana, pero Lindsay enloqueció al ver que todos se iban. Resultó que había una fiesta en un lugar cercano, y Lindsay estaba invitada. Me volteó a ver. “A dónde yo voy,” dijo firmemente, “ vas.”

Ok, me parecía bien.

No tengo idea de quién era la casa. Solo sé que llegar ahí nos hizo sentir de nuevo como si estuviéramos en nuestra propia película. Era una casa enorme en el corazón de French Quarter – revestimientos tradicionales de manera, balcones, luces por todas partes. Al entrar, el lugar estaba lleno de gente hermosa bebiendo champaña. Los techos eran altos y vistosos, y una escalera magnífica estaba en el centro de la sala. Bajo la escalera había una habitación, iluminada con luces rojas. Una cama en medio, y en la cama estaba una pareja teniendo relaciones sexuales, ahí para que todos los vieran. Podría haber sido vulgar, pero de algún modo no lo era. Solo era genial. El tipo de fiestas a las que una banda debería ir.

Terminé en el balcón del primer piso, donde me hice amigo de un tipo y platicamos por un par de horas. Siendo honesto, la emoción de haber besado a Lindsay en el club ya se me había pasado, no sabía en dónde estaba ella, y seguía sintiéndome un poco fuera de lugar. Traté de animarme. Quizá debería buscar de nuevo a Lindsay, intentar una nueva conversación, tener una última oportunidad.

La encontré en la parte trasera de la casa y le pregunté dónde estaba el baño. No mi mejor línea, pero sirvió. “Te mostraré,” me dijo. Me agarró de la mano, me llevó al baño y entró conmigo. Cerró la puerta detrás de nosotros.

“Adelante,” dijo mientras se volteaba hacia el lavabo.

¿Qué? No necesito usar el baño. ¡No necesitaba ir al baño en primer lugar! Sólo trataba de ir a una habitación a solas contigo…

Seguí el juego, fingiendo hacer del baño mientras el ruido del grifo escondía mi actuación. Jale la cadena y, cuando me di la vuelta, ella se lanzó hacia mí. No fue nada tan puro como el beso del club. Esto era en serio, y duró un buen tiempo.

Me alej, espantado de pronto. “No deberíamos hacer esto,” le susurré. “Nos dijeron que no…”

Lindsay pensó que era gracioso. Creo que hizo que ella quisiera hacerlo aún más.

“En serio, nos advirtieron…” Me opuse, aún cuando ella desabrochaba mis pantalones.

De pronto alguien tocó la puerta. ¡Mierda! Me puse los pantalones. Nos reímos nerviosamente. Nos arreglamos, abrimos la puerta y nos apresuramos a entrar a la casa.

Dougie: Danny y yo pasamos la mayor parte de la fiesta sentados en un sillón, bebiendo y viendo luchas en la televisión – excepto por un corto tiempo que Danny dedicó (con éxito) a meterse con la amiga de Lindsay.

Tom: Me encontré a Harry poco después de que él saliera del baño. Estaba un poco incrédulo: “Amigo, no creerás lo que acaba de pasar…” Pero todos habíamos visto como Lindsay veía a Harry esa noche, así que le creímos todo.

Danny: Como a las 4:30 de la mañana, nos subimos de nuevo a la Hummer y regresamos a su hotel. Pero en el camino de la fiesta al hotel, Lindsay tuvo que ir al baño. Obviamente, para alguien de su elevado estatus, no podía cruzar las piernas y hacerlo, mucho menos ir al baño en una gasolinera. Cuando Lindsay Lohan tiene que ir, tiene que ir. Hizo una escena de diva, insistiendo en que detuvieran el carro y que su personal de seguridad tocara la puerta de una persona al azar para que la dejaran usar el baño…

Harry: Pero cuando Lindsay no estaba haciendo esa escenas, tomaba mi mano en la parte de atrás del carro. Traté de esconderlo, porque tenía miedo que alguien de su séquito se diera cuenta, pero claramente a Lindsay no le preocupaba.

Y entonces estábamos en el pasillo afuera de su cuarto de hotel. Las cosas mejoraban. Lindsay se volvió cariñosa conmigo cuando su llave no abrió, así que nos quedamos afuera de su habitación en lo que su personal de seguridad bajaba por otra llave.

Tom: Dougie y yo nos vimos el uno al otro. Era bastante claro que Harry trataba de meterse con Lindsay mientras Danny seguía intentando meterse con su amiga. Salíamos sobrando, así que nos excusamos y los dejamos. Nos sentamos afuera del hotel como un par de idiotas, viendo el cielo y hablando de los planetas mientras Harry y Danny actuaban como estrellas de pop en el hotel.

Harry: Todo ese tiempo me sentí como una escoria, pero aunque la tarde se hacía más surrealista, seguía diciéndome que no podía perderme la experiencia – podría contar esa anécdota por años. Cuando Lindsay dejó de ser tan cariñosa y el chico de seguridad regresó con una nueva llave, Danny, Lindsay, su amiga y yo entramos a su suite. Danny y la amiga de Lindsay tomaron la cama; Lindsay y yo terminamos sentados en la habitación, besándonos en el suelo. Después de un tiempo, cambiamos Lindsay y yo tomamos posesión de la cama.

Ella estaba haciendo todo lo que podía para inflar mi ego, diciéndome como amaba mi acento y como ya no salía con actores, sólo con músicos. Ahora sufro al recordarlo, pero en ese momento le correspondí. Esto era como Notting Hill, le dije. Yo era Hugh Grant y ella era Julia Roberts. Eso le encantó. Empezó a explicarme como era un buen beso, según ella, (un beso en serio, según recuerdo), y las cosas empezaron a ponerse más serias.

Un poco más calientes.

Una cosa llevó a la otra. Pasamos de primera base a segunda base…

Y cuando estaba a punto de cerrar el trato… Danny entró.

“Oh… ¡Lo siento, amigo!”

Nos revolvimos rápidamente y agarramos nuestra ropa. El momento había pasado (¡Gracias, Danny!), y rápidamente nos arreglamos. Lindsay pidió el desayuno, y antes de que me diera cuenta, los cuatro estábamos sentados en la cama.

Danny: Había una televisión que se movía de la pared. Sex and the City estaba pasando en repetición, pero la verdad, ver la tele no era algo que ninguno de nosotros tuviera en mente.

Harry: Ya eran las 6 a.m. Por un rato, Lindsay y yo seguimos besándonos, pero gradualmente se le empezó a pasar lo borracha. “Tienen que irse antes de las ocho,” nos dijo. “Mi hermana siempre viene a mi cuarto a las ocho, y no pueden estar aquí…”

No quería irme. Tenía negocios sin terminar. Pero entonces ella anunció que estaba cansada, se puso una de esas máscaras para los ojos y se fue a dormir.

Hasta ahí había llegado mi romántica noche de pasión.

Danny y yo programamos nuestras alarmas para las 7:45 a.m. y dormimos media hora. Salir de la habitación de Lindsay a escondidas a las ocho fue uno de los momentos más bizarros de nuestras vidas. La pregunta era, ¿qué pasaría ahora? ¿Cómo reaccionaría Lindsay la siguiente vez que nos viéramos?

Estábamos en el set al siguiente día. Decidí que mi estrategia sería ser muy confiado con ella. Caminé hacia ella, le di un beso en la mejilla como un caballero, siendo educado y amigable. Fui a su tráiler, pero su respuesta fue fría, por decir lo menos. Si sus ojos hubieran podido hablar, me habrían preguntado qué demonios estaba haciendo, siendo tan familiar con ella, besándola en público.

Me retiré. Mensaje recibido y entendido.

No tomó más de un día para que la prensa supiera que uno de los chicos de McFly se había involucrado con Lindsay Lohan. Alguien en la fiesta lo había publicado en su blog. Pánico total. Todos entramos en modo de negación. Por supuesto que nada había pasado. No había una historia. No había nada que ver. Seguimos adelante. No es necesario decir que Fletch no estaba feliz. Me hizo llamar a Lindsay para disculparme por mi comportamiento. Eso llega al principio de mi lista de conversaciones incómodas. Le dije cuánto sentía la situación en la que nos habíamos metido, y le aseguré que lo negaría todo. Ella estaba muy tranquila por eso, y se las ingenió para reírse. Pero supongo que nunca imaginó que nuestro tiempo de diversión sería celebrado un día en una canción.

Tom: Extrañamente fue Fletch quien, mucho después, nos persuadió de cambiar la letra de una canción que estábamos escribiendo para nuestro tercer álbum, llamada ‘Please, Please’ para que quedara el nombre de Lindsay. Estábamos sentados en un hotel cuando lo sugirió, y todos pensamos que era una pésima idea. Pero Fletch tiene poderes satánicos de persuasión. Por supuesto, para el final de la conversación, la aventura de Harry con Lindsay había sido inmortalizada en nuestra letra. ¿Qué más podía pedir una chica?

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