Para los fans

Para los fans

9 de marzo de 2014

12

Salir después de la obra se convierte en algo recurrente para Billy y sus compañeros de reparto, algo que usualmente espontáneo. Estar en el escenario frente a una audiencia en vivo le da tal energía que necesita tiempo para relajarse antes de venir a dormir a casa.

La mayoría del tiempo sólo se queda para uno o dos tragos con sus compañeros, o cena con Paul si ha ido a ver la obra con algún director/productor/reclutador importante, y viene directo a casa alrededor de medianoche. Pero también hay noches en las que la fiesta continúa en casa de alguien y no llega a casa hasta alguna hora ridícula en la madrugada. Estoy agradecida de que Billy no los haya invitado de nuevo a nuestra casa, pero noches así no puedo dormir ni descansar. La mayoría del tiempo me llama o me manda un mensaje haciéndome saber sus planes, pero algunas veces se le olvida. En esas noches, me recuesto despierta preguntándome dónde está, qué está haciendo y cuándo va a venir a casa.

Con quién está es lo que más me preocupa. ¿Sólo son él y Paul o los chicos de la obra? ¿O está con todos sus compañeros de la obra siendo demasiado cariñoso con Ruth de nuevo? O, y este es el pensamiento que más me molesta, ¿se ele están ofreciendo chicas al azar? En Londres es imposible olvidar que Billy es un rompecorazones – rara vez puede salir sin ser reconocido. Regularmente soy testigo de la reacción de chicas cuando reconocen a Billy en la calle. Sus ojos se iluminan e instantáneamente se llenan de deseo – aunque él tenga sus brazos alrededor de mí, su novia. Sé, sin duda alguna, que hay un montón de mujeres (y hombres) que felizmente se aventarían sobre Billy si tuvieran la oportunidad. La idea de que eso suceda mientras estoy sentada en casa esperándolo me hace sentir enferma y ansiosa.

A veces, cuando puedo sentir que empiezo a tener pánico, le llamo o le mando un mensaje. Sólo una o dos veces, no el millón de veces que me gustaría hacerlo hasta que responde. Aunque normalmente responde al primer tono, eliminando inmediatamente cualquier miedo que estuviera acechándome – haciéndome sentir tonta por haber dudado de él.

No voy con Billy cuando sale en las noches y estoy dormida (o pretendo estarlo) cuando decide regresar a casa. Aunque tenemos una breve plática antes de irme a trabajar en las mañanas, el usualmente está en la cama, y algunas veces aún tiene los ojos cerrados, ansioso por volver a dormir en cuanto me vaya. La conversación no es muy profunda y generalmente sólo yo hablo.

Algo que Billy ha empezado a hacer es buscarme cuando termino de trabajar para que podamos cenar juntos – una pequeña comida para platicar antes de que se apresure al teatro para otra puesta en escena.
Las tardes siguen siendo difíciles. Esas horas en las que me siento perdida en un lugar desconocido. Me agitó y me siento incómoda, insegura de qué hacer sola antes de que sea hora de ir a la cama. Le doy vueltas sin sentido mucho tiempo.

Incluso he dejado de hacer pasteles cada noche para que los comiéramos cuando Billy llegara a casa – no tiene caso si no viene a casa para comerlos conmigo. Ocasionalmente, hago una tanda de pasteles para que se los lleve y los comparta con el resto de sus compañeros – algo que sé que Fiona (la ladrona del Pavlova de frambuesas) disfruta. Pero eso es todo.

No mentiré, me resulta un poco depresivo y siento que habríamos pasado más tiempo juntos si no me hubiera mudado a Londres. Lo veo mucho menos ahora que he cambiado mi vida para estar con él que cuando vivía una vida contenta en Rosefont Hill.

Sigo recordándome que un poco de tiempo con él es mejor que nada. Pero apesta.

No puedo esperar a que esta obra termine – quizá entonces tendré a mi novio de regreso.


Los Domingos son nuestro único día para estar juntos, así que generalmente no hacemos nada y nos relajamos por completo. Pero hoy hemos invitado a Molly y a mamá, para que finalmente puedan ver dónde vivimos.

Mamá solía manejar cuando yo era pequeña, pero no lo ha hecho por años así que en vez de molestarlas para que tomaran el tren y transbordaran al metro, Billy decidió ordenarles un carro y un chofer por hoy.

Creo que fue un gesto extremadamente dulce y sabía que a ellas les encantaría. Me habría gustado estar ahí para ver sus rostros cuando la pequeña limosina rosada apareció. Fue idea de Billy conseguir una, jugando con la idea de una estrella de película y le agregó el toque femenino. Aparentemente Molly sacó la cabeza por el techo mientras el coche no se movía e intentó convences a mamá para que hiciera lo mismo, lo que la hizo avergonzarse.

Estoy limpiando la mesa de la cocina, en un intento de último momento de hacer que el lugar esté impecable, cuando tocan, y Billy las recibe en la puerta. Sonrío mientras escucho una mezcla de risas y saludos mientras Billy les da la bienvenida y las guía hacia mí en la cocina.

‘Oh, cariño, te he extrañado tanto,’ dice mamá, corriendo para darme un gran abrazo.

‘¡Oh, es encantador!’ dice Molly mientras camina detrás de ella, viendo el departamento.

‘¡Te cortaste el cabello!” digo sorprendida, notando su cabello más corto que está despeinado después de su aventura en la limo.

Molly pasa sus dedos por su cabello y lo sacude salvajemente, haciéndolo esponjarse más.

‘¡Así es! Siempre he pensado en ello, pero nunca lo había hecho. Así que tome las tijeras un día y lo vi caer al suelo. Fue maravillosamente liberador.’

Todos la vemos sorprendidos. Supongo que mamá tampoco sabía que ella misma se había cortado el cabello, ya que se ve tan sorprendida como Billy y yo.

‘¿Te lo cortaste tú misma?’ pregunto.

‘Si… se ve bien ¿cierto?’ pregunta, volteando la cabeza para que lo veamos mejor.

‘Si, claro, hermoso como siempre.’

‘¡Tú, por otro lado, señorita!’ dice Molly mientras camina hacia mí y me toma de la cintura. ‘¿A dónde has desaparecido? ¿Él no te está alimentando?’ dice, mirando enojada a Billy, haciendo que él se ría.

‘¡No me culpes a mí!’ dice Billy, levantando sus manos inocentemente.

‘Creo que es el que no tengas nuestros papeles para comer cada día,’ digo encogiéndome de hombros.
‘Los postres de Coffe Matters no son tan tentadores.’

‘¡Me imagino!’ chilla Molly. ‘Pero deberías empezar a comerlos – ¡no quieres brazos flacuchos!’

‘Se lo he dicho,’ dice Billy, dándole la razón a Molly. ‘Terminará pareciendo un cerillo si sigue así.’

‘¡No es cierto!’ discuto, poniendo los ojos en blanco.

‘A los hombres les gustan sus curvas, señorita,’ dice Molly, sacudiendo la cabeza. ‘Si quisieran estar con alguien con el cuerpo de un niño, tendrían algo mal en la cabeza.’

Billy se ríe por el inapropiado comentario de Molly.

‘¿Estás comiendo bien Soph?’ dice mamá seriamente, sin poder esconder la preocupación de su voz.

Me incomoda tenerlos a mi alrededor, viéndome y preocupándose por algo de lo que ni siquiera estaba consciente que era un problema.

‘Chicos, estoy bien. Sólo estoy ocupada en el trabajo y no como tanto maldito pastel como solía hacerlo.’

Los tres se me quedan viendo.

‘¿Qué?’ demando, molesta porque nuestro día juntos no haya empezado como lo había planeado.

‘No es nada cariño,’ dice mamá.

‘Como sea,’ digo, queriendo alejar la atención de mí. ‘¿Qué quieren hacer hoy?’

Mamá y Molly encojen los hombros.

‘Ok… ¿qué tal una caminata en el parque? Podríamos alimentar a los patos cuando estemos ahí.’

‘¡Eso suena encantador cariño!’ dice mamá. ‘¿Quizá también podríamos alimentar a las palomas cuando estemos allí?’

Veo a Billy que está tratando de contener una carcajada. ¿Qué tiene nuestra familia que necesita alimentar palomas?


Un poco después, los cuatro paseamos por Hyde Park con el cálido sol en nuestras espaldas mientras esquivamos niños, perros y parejas que también han decidido pasar el día aquí. Billy y mamá caminan un poco delante de mí y Molly, turnándose para jugar con la cámara que trajimos.

Paso mi brazo alrededor de Molly y la abrazo, descansando mi cabeza en su hombro.

‘Cuéntame sobre mi reemplazo.’

‘¿Quién, Sally?’ pregunta, tomando mi brazo y ligándolo con el suyo.

‘Si. ¿De dónde vino? ¿Cómo es?’

‘Oh, bueno, solo pasó un día y se veía un poco despistada,’ dice encogiendo los hombros y alzando las cejas.

‘¿Igual que yo?’

‘Podrías decirlo. Estaba viendo el cartel que puso sobre ti dejándome tristemente y que necesitaba nuevo personal. Cuando le pregunté si podía ayudarla se quedó sin palabras, así que supuse que le interesaba el trabajo.’

‘Ya veo.’

‘Ha sido completamente inútil,’ dice Molly mientras suspira ruidosamente.

‘¿En serio?’ pregunto riéndome, disfrutando el hecho de que la nueva chica no es perfecta y que no he sido fácilmente olvidada.

‘Honestamente, Dios bendiga su pequeño corazón, pero cocinas, hornear o cualquier cosa relacionada no es su fuerte. He tenido que tomas el control de toda la sesión matutina de horneado por miedo a que quemara el lugar.’

‘Oh Dios.’

‘Si… pero resulta que es muy buena con los clientes. Le encanta hablar con ellos y hacerles muchas preguntas y ya sabes que a los viejos les gusta una buena plática. Así que mientras todos estén felices, no me importa estar frente al horno un poco más. Tienes suerte de que te vea feliz aquí, si no te arrastraría de regreso con nosotras,’ bromea, jalando mi brazo.

‘¿Cuántos años tiene?’ pregunta, aún curiosa por la chica que me remplazó.

‘¿Sabes? No sé. Creo que es como de tu edad,’ adivina Molly.

‘¿Y de dónde viene?’

‘Creo que dijo algo de que una tía vivía cerca y se iba a quedar con ella por un tiempo. De hecho, supongo, aparte de saber que es mala cocinera, no sé mucho de ella. Es buena haciendo que el resto de las personas hablen sobre sí mismas y no ha tenido la oportunidad de decirme mucho sobre ella aún,’ dice Molly riéndose.

‘Sonríe,’ dice Billy mientras apunta la cámara en nuestra dirección, haciendo que nos abracemos y sonriamos.

‘Pero debes de haberle pedido un currículum ¿no?’ pregunto, una vez que Billy ha regresado a platicar con mamá.

‘Nop… pensé que le daría una oportunidad, como hice contigo.’

‘Ya,’ digo, un poco confundida por como Molly no ha averiguado más sobre esta chica, especialmente porque no es del lugar.

‘Tiene mucha más confianza de la que creí que tenía al principio, pero francamente, no es tú.’

‘Aw, Mol,’ digo, poniendo mi cabeza en su hombro una vez más y mis brazos a su alrededor.

‘Como sea cariño, ¿cómo va la vida por aquí? ¿Es lo que creíste que sería?’

‘En ciertos aspectos sí, pero en otros, no tanto,’ digo honestamente.

‘¿A qué te refieres?’ pregunta.

‘Es diferente,’ digo encogiéndome de hombros. ‘Aún no siento que encajó aquí… me levanto temprano y voy a trabajar, regreso a un departamento vacío y doy vueltas hasta que es hora de dormir.’

‘Eso no suena muy diferente a tu vida en casa.’

‘Supongo que poniéndolo así no suena diferente, pero siento que paso mucho tiempo sola. Al menos en casa las tenía a ti y a mamá.’

Veo a Molly y veo la preocupación en su rostro. Me hace desear no haberle dicho nada.

‘Oh, no tienes que preocuparte. Sigo acostumbrándome, eso es todo. Acostumbrándome a las calles ocupadas y los frenéticos estilos de vida que me rodean,’ me río, dándome cuenta de pronto que es mejor para mí no preocupar ni a mamá ni a Molly con mis dudas sobre haberme mudado aquí – sólo estarían ansiosas por mí y preferiría no preocuparlas si necesidad. Estoy segura de que las cosas cambiarán cuando me la ingenie para conseguirme un mejor trabajo y Billy haya terminado su trabajo con la obra.

‘Si, apuesto que hay muchas cosas a las que acostumbrarse,’ asiente. Molly me abraza fuerte antes de continuar. ‘Aunque espero que lo estés disfrutando, cariño, y no desperdicies tu tiempo y energía en un trabajo ingrato. Tienes que aprovechar la vida al máximo y no dejar que las pequeñas oportunidades se te pasen. Antes de que te des cuenta estarás vieja y arrugada como yo deseando haber hecho más. Sólo asegúrate de que seas feliz.’

                                                                           
Una hora después, después de dar varias vueltas al parque, estamos recostados en un par de sábanas de picnic, lejos de los niños gritones y los chicos jugando futbol. Molly y Billy se quedaron dormidos por el calor, pero mamá y yo seguimos despiertas, aprovechando el día.

Sentada en el sol platicando con mamá, me doy cuenta que hay algo diferente en su cabello. Sus mejillas están rosadas, sus ojos brillan y se ríe con libertad, cómoda. No parece estar atrapada en la confusión interna que ha tenido desde hace una década y media. No parece tan frágil. Tomo la cámara de mi bolsa y le tomo una foto sin que se dé cuenta.

‘Te ves hermosa mamá,’ digo, viendo la foto.

‘Gracias, me siento muy bien,’ dice, mientras toma mi mano y la aprieta.

Nos sentamos sonriéndonos. Me siento emocionada por cuán lejos hemos llegado en unos cuantos meses, después de años de haber estado atrapadas sin salida.

‘De hecho, hay algo de lo que quería platicarte,’ dice mamá viendo al suelo, incapaz de esconder la preocupación que aparece en su rostro, claramente teniendo dificultades para decir lo que está pensando.

‘¿Qué pasa? ¿Estás bien? No estás enferma ¿cierto?’ digo con pánico.

‘No, no, no, no es nada de eso,’ dice, tomando mi nariz como solía hacerlo cuando era pequeña, lo que me hace sonreír. Se detiene, toma un respiro profundo y me sonríe mientras dice, ‘Conocí a alguien.’
Puedo sentir la sonrisa desvaneciéndose de mi rostro mientras sus palabras me golpean y me siento entumecer. Ella continúa sin importarle.

‘No es nada serio. Sólo hemos salido a cenar un par de veces y ocasionalmente nos sentamos juntos a leer, o salimos a caminar. ¿Sabes?... Me gusta la compañía. La casa ha estado muy tranquila sin ti.’

‘Ya veo…’ digo, insegura de cómo procesar la información. La idea de que mamá algún día encontraría a alguien nuevo nunca se me había ocurrido. Obviamente tiene sentido y odiaría que envejeciera sola, sin que volviera a sentir lo que sintió con papá… pero lo hace real. Es un pensamiento loco, lo sé. Papá no ha estado con nosotros por quince años y no es que esa situación fuera a cambiar pronto. Así que es justo que tenga compañía ¿cierto? ¿Alguien que escuche sus pensamientos y miedos? ¿Alguien que la haga reír? Aunque por estúpido que suene, no puedo deshacerme de la decepción que crece en mí.

‘No cambia nada cariño,’ dice mamá, la alegría de hace un momento desapareciendo de su rostro, permitiéndome ver una vez más la vulnerabilidad y el dolor que ha dominado la mayor parte de nuestras vidas.

No quiero a esa mamá de vuelta, la mamá que no era capaz de funcionar. La mamá que no soportaba dejar. Sería una tonta al decirle lo que pienso o mostrar mi decepción. Sería egoísta esperar que mamá viviera una vida de soledad después de tanto dolor, cuando por años he deseado que su corazón mejore – que recupere a mi mamá.

‘Oh, sé que no es así. Es sólo… la sorpresa, supongo,’ me las arreglo para decir. ‘Aunque mereces tener a alguien mamá,’ agrego con una sonrisa. ‘Lo digo en serio.’

Mamá aprieta mi mano, haciendo que la vea a la cara. Me hace tan feliz ver esa calidez en su rostro de nuevo.

‘Sabes que nunca lo olvidaremos cariño. Nadie puede quitarnos esos recuerdos especiales y el amor que nos dio. Siempre estará aquí, manteniéndonos juntas.’

Asiento, pero no digo nada, preguntándome si algún día lo extrañaré menos.

‘Cariño, ¿qué le has dicho a Billy sobre lo que pasó?’ pregunta en voz baja, asegurándose de que Billy y Molly no escuchen.

‘Nada,’ admito encogiéndome de hombros.

‘¿En serio?’

‘Siempre ha sabido que somos solo tú y yo, pero no ha preguntado.’

‘¿Nunca te ha preguntado sobre tu familia?’

‘No. Hubo un momento al principio en el que pensé que lo haría, especialmente mientras hablaba sobre Papá estando con nosotras cuando era pequeña, pero no lo hizo. Así que no le he dicho.’

‘¿No crees que deberías hacerlo?’

‘Es un poco tarde para sacar el tema ¿no crees? ¿Cómo menciono eso en la conversación?’

Mamá no dice nada. Toma mi mano y la aprieta.

Sé que en algún momento tendré que contarle sobre el momento más doloroso de mi vida, pero ahora no estoy lista para que mi pasado manche mi presente. No cuando finalmente tengo una nueva vida lejos de la tragedia que me ha acechado por tanto tiempo. Hacer que Billy cargue con esto y ver esa mirada en sus ojos, esa mirada triste y compasiva, es algo para lo que no estoy lista.

El siguiente día, repaso la visita de mamá y Molly en mi mente. Tuvimos un hermoso día en el sol, paseando por allí, platicando y riendo, pero pequeñas cosas me han molestado: el hecho de que mamá esté viendo a alguien, el que supuestamente Sally es maravillosa con los clientes y que tenga que hablar con Billy sobre papá es, por supuesto, una gran parte. Pero eso no es todo. No siento que me extrañen. Es como si me hubiera mudado a Londres con la idea de vivir una feliz vida con Billy, solo para pasar mis días siendo menospreciada por clientes detestables y mis noches caminando en un departamento sola, mientras ellas están en Rosefont Hill y parecen más felices que nunca sin mí.

Estos pensamientos son los que me frustran, me confunden y me vuelven torpe en el trabajo – para molestia de Andrezj y algunos clientes insatisfechos.

‘Er, ¿disculpa?’ dice la voz de un hombre, profunda y agitada.

‘¿Si? ¿Cómo lo puedo ayudar señor?’ pregunto educadamente, mientras volteo a ver a un hombre de negocios en traje viéndome con disgusto. Tiene un vaso de plástico en la mano, como si estuviera sosteniendo parásitos en sus regordetes dedos, so rostro redondo enrojecido y urticaria en su cuello.

‘¿Pedí un frapuccino moca con menta, con base de café helado sin azúcar?’ escupe, alargando cada palabra y pronunciándolas lentamente en esa manera especial que los británicos usan cuando creen que están hablando con extranjeros… o alguien estúpido.

‘¿Si-i?’ sin ver el problema y negándome a dejar que me afecte.

‘¿Con base de café?’

Le sonrío, esperando que pronto me diga mi error para que pueda seguir atendiendo las órdenes que me pasa Andrezj, que se acumulan a mi lado.

Sus flameantes fosas nasales me dicen que no le importa mi sonrisa. Ahora que he tratado de ser amable parece más enojado.

‘¿No tiene café?’ escupe con rabia. ‘¡Se supone que tenga una base de café!’ su voz sube de tono y hace que toda la tienda se silencie. ‘Honestamente ¿es tan difícil dar un café bien?’ me grita.

Solo me le quedo viendo, esperando que escuche cómo me acaba de hablar y se disculpe, pero su mirada se vuelve más cruda y su mandíbula se mueve de un lado a otro mientras su enojo se incrementa.

‘Lo siento señor, permítame su vaso y le haré uno nuevo,’ digo mientras tomo el vaso de su mano, sintiéndome completamente incómoda y expuesta, consciente de que todos nos ven.

‘Es no es el punto, señorita. Debería haberlo hecho bien la primera vez. Puede que usted no tenga un maldito buen trabajo, cariño, pero el resto de nosotros sí lo tenemos y merecemos obtener lo que pagamos.

‘Lo siento, pero no puedo evitar pensar que está exagerando–‘ digo, tratando de razonar con él antes de que me ignore.

‘¿Qué?’ explota.

‘Es sólo un café…’ explico.

‘¡Ya me harté!’ dice desesperado, elevando los brazos en el aire, como si llamara a los dioses para que vinieran y me mataran por mi insolencia. ‘Si un doctor fuera a trabajar un día y decidiera operarle la nariz a un paciente en vez de, no sé, un trasplante de corazón, lo correrían.’

‘Bueno, creo que eso es un poco diferente, ¿no? Mire, ya me disculpé, no puedo hacer más que eso – así que, ¿quiere otro café o no?’ digo, mientras quito la tapa del café, lista para tirarlo.

‘¡No quiero que te disculpes, quiero que reconozcas el hecho de que eres un ser humano inútil y un desperdicio de espacio!’ grita.

La fría bebida vuela por el aire, aterrizando en la cara y el traje del tipo, antes de que tenga tiempo de pensar en mis acciones. Los clientes y trabajadores (que decidieron vernos y no intervenir mientras me atacaban verbalmente) jadean de sorpresa.

La tienda se queda en silencio.

¡Oh, demonios!

Un fuerte aplauso empieza en algún lugar de la tienda, haciendo que otros se unan, agregando gritos y silbidos.

‘¡Yo habría hecho eso hace 5 minutos!’ dice una mujer al final de la fila.

‘Qué idiota. ¡Bien hecho!’ grita un constructor.

‘¿Quién se cree que es?’ pregunta un adolescente, refiriéndose al hombre de negocios con desdeño.

A pesar de su apoyo, sé que estoy en problemas.

Mientras mi infeliz cliente se limpia la bebida de su rostro y ve el desastre que he hecho de su (sin duda alguna) traje de diseñador, decido que es suficiente. Me volteo hacia Andrezj y me encojo de hombros como disculpa mientras me quito el delantal y la gorra las dejo a un lado, tomo mi bolsa y salgo calmadamente por la puerta.

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