Para los fans

Para los fans

19 de mayo de 2014

17

El parpadeo de mi teléfono me despierta. Cuando decido que al día siguiente dormiré hasta tarde, lo pongo en silencio, sabiendo que mamá o Molly me llaman al amanecer si no lo silencio, haciéndome despertar antes de lo que tenía planeado.

Han pasado un par de semanas desde los premios BAFTA. Billy terminó de trabajar en Remojado y está esperando para grabar El Ritmo Andante, así que estamos aprovechando al máximo el no tener nada planeado y hemos disfrutado el despertarnos cuando queremos, tomando una siesta si queremos hacerlo y siendo espontáneos con nuestros días sin la necesidad de apresurarnos para regresar a casa por algo. Ha sido glorioso el volver a ser sólo una pareja sin interferencia del exterior.

Un poco después me obligo a despertar y salir de la cama, a pesar de que Billy sigue profundamente dormido. Tomo mi teléfono y entro a la cocina, lleno una jarra con agua y la pongo a calentar. A medida que comienza a hervir, haciéndome saber que el necesario café está en camino, reviso mi teléfono. 77 llamadas perdidas y diez mensajes de voz. El pánico me invade, sabiendo inmediatamente que algo tiene que haber pasado para que la gente trate de contactarme con tanta urgencia antes de las diez de la mañana. Reviso directamente a los mensajes de voz.

‘¡Oh Sophie, lo siento mucho!’ llora la voz de Molly, haciendo que un nudo se forme en mi garganta. Nunca he oído llorar a Molly tan fuerte como ahora. Suena descorazonada. ‘No sabía, honestamente no sabía. No le habría dicho nada si hubiera sabido. Pero ella me hacía preguntas sobre ti. Pensé que te admiraba, o que había dado cuenta de cuanto te extrañaba... Yo –’ lo intenta, antes de romper en sollozos. ‘No fue mi intención hablarle de ti. No sabía que era periodista, Sophie.’ Mi pecho se tensa mientras escucho sus palabras entre sus sollozos de arrepentimiento. Eventualmente, tiene que colgar ya no puede hablar.

Hay otros siete mensajes de voz suyos, cada uno de ellos ofreciendo más explicación de lo que ha pasado, y empiezo a entenderlo. Resulta que Sally, la chica que Molly decidió contratar como mi reemplazo sin ni siquiera ver su currículo, es una periodista independiente. No había aparecido en Rosefont Hill a ver a su tía por casualidad, estaba allí para ver si me podía convencer, cara a cara, para darle una entrevista exclusiva sobre de mi relación con Billy. En vez de eso, se las ingenió para conseguir trabajo en la tienda y recolectar la historia de mi vida a través de los despistados clientes, encajando pequeñas piezas de información hasta que tuvo una historia que podía vender.

Una vez que escuché lo suficiente de Molly, alejo el teléfono de mi oído y lo dejo. Respiro profundamente, recupero el equilibrio sujetándome de la encimera en la cocina, preguntándome qué hacer. Mi mente se siente vacía, sin ofrecerme respuestas. Finalmente camino al pasillo, tomo mi abrigo y camino a la tienda de la esquina, sin importarme que obviamente sigo en pijama.

La imagen de las primeras páginas me atraganta la garganta, cortándome la respiración. Cada una tiene dos imágenes, una de Billy y yo en los premios y una de mí cuando era pequeña, con mis brazos alrededor de mi papá, besándolo en la mejilla mientras él ríe para la cámara. Conozco bien la imagen – después de todo, la he visto con nostalgia durante años. También es la imagen que usaron en aquel entonces, cuando todo sucedió.

Aprieto la mandíbula y reprimo las lágrimas que amenazan con derramarse. Rápidamente tomo uno de los periódicos y lo pago en el mostrador, ignorando la charla sin sentido del joven me atiende, queriendo volver a casa tan pronto como sea posible.

De vuelta en la mesa de la cocina pongo el periódico frente a mí y me quedo mirando el rostro radiante de mi papá. Me siento y lentamente absorbo los detalles de mi vida que, alguien que nunca he conocido, ha decidido que es justo compartir con el mundo, sin mi conocimiento o consentimiento, y sin ninguna advertencia.


ANGUSTIA SECRETA PARA LA CHICA DE BUSKIN

Ella se ganó el corazón del rompecorazones Billy Buskin, como fue demostrado en su discurso de aceptación en los BAFTA el mes pasado, pero detrás de la deslumbrante sonrisa de Sophie May se esconde un amargo dolor, que la llevó a alejarse de todos a su alrededor durante su adolescencia.

En declaraciones de los amigos cercanos de Sophie se ha revelado que la trágica muerte de su padre, cuando tenía sólo once años ha tenido, lógicamente, un gran impacto en la vida de Sophie.

Carla Daily, que creció con Sophie, dijo: ‘En la primaria era amiga de todos. Siempre estaba bailando y todo le parecía divertido. Era una chica tan encantadora, siempre alegre y amable. Todos querían ser sus amigos. Era la chica popular con la que todos queríamos juntarnos.’

Sin embargo, Sophie cambió radicalmente cuando su padre, Dean May, murió instantáneamente en un accidente automovilístico, a pocos minutos de su casa en Rosefont Hill.

Carla continuó: ‘Obviamente, rumores volaron en la escuela sobre lo que había y aún recuerdo la reunión en la escuela cuando el director nos llamó para contarnos lo que había pasado con el padre de Sophie. A esa edad, ninguno de nosotros había tenido que lidiar con ese tipo de noticias, no entendíamos la muerte. Todos nos sentamos confundidos, sabiendo que había pasado una cosa terrible, pero sin saber cómo sentirnos o cómo reaccionar. Muchos de nosotros lloramos, imaginando cómo nos habríamos sentido si fueran nuestros padres y sintiéndonos mal por la pérdida de nuestra amiga.’

‘Fue muy triste, pero lo que nos sorprendió más fue el estado de Sophie cuando por fin regresó la escuela. Parecía enferma. Sus mejillas sonrosadas habían desaparecido junto con su sonrisa. Su cabello, que siempre fue largo y libre, ahora estaba recogido en un moño. Se veía horrible.’

‘Ya no quería hablar con nadie, sin importar lo mucho que intentamos consolarla. Cuando tratabas de hablar con ella la veías temblar, como si nos tuviera miedo. Era aterrador. Se había convertido en un libro cerrado; literalmente, una cáscara vacía de la niña que una vez fue. Muchas veces intenté hablar con ella, pero verla marchitarse así me hizo tener miedo de acercarme a ella, no quería molestarla más. Así que finalmente me rendí, todos lo hicimos.’

Según la fuente, la madre de Sophie, Jane May, sufrió de depresión severa después de la repentina muerte de su marido, haciendo que Sophie las cuidara a las dos.

‘Creo que gran parte fue el tener que cuidar a su madre, que he oído tuvo una crisis como resultado del accidente. Debe haber sido mucho para que Sophie lidiara con ello, sobre todo a una edad tan joven. Muy estresante, me imagino.’

‘Todos pasamos a la secundaria unos meses después del accidente. Mi madre pensó que el nuevo entorno le haría bien a Sophie, dándole un nuevo comienzo lejos de todo el mundo que sabía de su padre, pero empeoró. De alguna manera se las ingenió para aislarse aún más. No sabían cómo era ella antes, por lo que sólo la aceptaron como una chica callada, haciendo que nadie la molestara.’

Cuando a los dieciocho los compañeros de Sophie estaban haciendo planes para su futuro, ella desechó la idea de ir a la universidad o salir de viaje, prefiriendo quedarse en casa.

‘Era bastante obvio que Sophie no dejaría a su madre,’ continuó su amiga. ‘Es como si la culpa de escapar de su desesperación la comiera viva. Para ser honesto, nunca hablé con ella de eso, pero desde el momento en que su padre murió, la Sophie que conocíamos desapareció.’

Sophie nunca recuperó los vínculos con sus antiguos amigos. En vez de hacerlo, trabajaba en el salón de té al terminar la escuela, lo que la incluyó de nuevo en la comunidad, gracias a su amiga y exjefa, Molly Cooper.

Recordando el día en que Sophie entró a la tienda, dijo, ‘Sabía quién era ella en cuanto entró por la puerta. Todos en la aldea habíamos escuchado lo que le había pasado a su padre, por supuesto, pero no esperaba verla tan frágil después de tanto tiempo. Quería hacer todo lo posible para ayudarla salir adelante, pero obviamente, la muerte de alguien tan cercano, cuando son arrebatados de ti de esa manera, es desgarrador. No creo que nadie se recupere por completo de eso. Nunca.’

‘Aún tiene días en los que tiembla, cuando lo recuerda. Pero su principal preocupación es y siempre ha sido su mamá. '

Hablando de la noche del accidente, Molly dijo ‘Algo así, una muerte, en una aldea tan pequeño como esta, afecta a toda la comunidad. Por días se sentía mal de reírse o sentir alegría. Una nube negra estaba sobre nosotros, sólo puedo imaginar lo que debe haber sentido Sophie y su mamá. Dean sólo salió un momento para comprar algo rápido en la tienda. Literalmente estaba a unos metros de su casa cuando fue arrollado. Murió instantáneamente.’

‘No era sólo la muerte con lo que Sophie tuvo que lidiar, era el saber que las personas susurraban a sus espaldas. Eso es lo que más le afectó y por eso se convirtió en un libro cerrado, creo. Nadie lo hacía con mala intención, solo estábamos preocupados, pero como niña lo vio de otra manera. Sólo quería desaparecer. Creo que trabajar aquí [en Té-en-la-Colina] la ayudó a ver que a veces, pedir ayuda a los que te rodean es algo bueno. A veces la vida es muy difícil de enfrentar solo, no importa lo mucho que quieras alejar al mundo.'

Parece que con la ayuda de Molly y los clientes en la tienda, Sophie comenzó a salir de su caparazón, después de años de esconderse.

Fue en este cómodo ambiente en donde conoció a Billy por primera vez.

‘Supe de inmediato que había llamado la atención de Billy’ continuó Molly. 'Sophie siempre rechazó cualquier tipo de atención, por lo que era completamente ajena al afecto que él le tenía. Pero podía verlo observándola, divertido por sus pequeñas acciones. Sabía que le había tomado cariño.’

‘Tienen una conexión que la hace sentir segura en un mundo que ha estado lleno de tanta incertidumbre, mientras que él tiene la relación normal que tanto desea.'

Billy declaró en su discurso de aceptación del BAFTA que Sophie completa su vida, diciendo: ‘Hay una persona a la que quisiera agradecerle… A mi otra mitad, que es la señorita Sophie May. Siento que ya gané el más grande premio al tenerla a mi lado. Es gracias a ella que mi vida ahora está completa.’

Parece que de alguna manera, Billy ha completado la vida de ella, llenando el vacío dejado por la triste muerte de su amado padre.


‘¿Qué es eso?' Escucho a Billy preguntar detrás de mí, haciéndome saltar del susto. Estaba tan consumida por el artículo que no lo había escuchado entrar. '¿Qué pasa?'

Me quedo en silencio, consciente de las lágrimas y moco en mi rostro. No estoy segura de qué decir, cierro el periódico y lo deslizo sobre la mesa hacia él, a modo de explicación. Escondo el rostro, incapaz de verlo mientras lee la primera página, encogiéndose mientras pasa las páginas y lee más. Me siento inmóvil y espero.

‘¿De dónde salió esto?’ Dice con voz suave. '¿A quién le dijeron todo esto? Molly no hablaría con un periodista.’

‘Sally...’ digo.

Siento su mano en mi espalda tranquilizándome. Se inclina hacia mí y me besa la cabeza, quedándose cerca. Lo escucho hacer algunos sonidos con la boca, respirando como si fuera a decir algo pero, como yo, supongo que no sabe por dónde empezar.

'¿Por qué no me lo dijiste?’ Pregunta tristemente.

‘Nunca hubo un buen momento,’ le respondo honestamente.

‘Sabía que algo andaba mal. Cada que hablabas sobre tu infancia, siempre han sido recuerdos que incluyen a tu papá – pero obviamente sabía que él no estaba contigo. Simplemente no quería preguntar.’

‘No, sé que debí habértelo dicho. Casi lo hice un par de veces’ digo suspirando. 'Perder a papá fue el momento más difícil de mi vida. Siempre sentí que al decírtelo estaría levantando la tapa y todo sería real de nuevo, teniendo que revivirlo. Me tomó mucho tiempo querer seguir adelante con mi vida. Quería mantenerlo en el pasado. No quería arruinar lo que tenemos. No quiero que te sientas mal por mí. Tampoco quiero ver la lástima en tus ojos.'

‘Puedo entenderlo cariño, pero es una parte muy importante de quien eres. De acuerdo, no verte con lástima’ dice, apretándome contra él una vez más antes de sentarse a mi lado. ‘Ya salió a la luz, así que tómate tu tiempo y cuéntame. Cuéntame lo que pasó’ suplica. ‘Dime tu versión de lo que pasó.’


Fue el día después de que los tres pintáramos mi habitación de rosa. Al regresar de la escuela encontré con papá poniendo clavos en las paredes y colgando marcos de fotos, llenos de fotos de él, mamá y yo. Se veía maravillosa. Ver esa pared me hizo sentir muy feliz, querida y amada. Los tres siempre la pasamos tan bien juntos –éramos un verdadero equipo.

Fue entonces que mamá decidió sentarme en la cama con una gran sonrisa en su rostro, diciéndome que tenía una gran noticia que contarme. Honestamente pensé que me llevarían a Disney World. Una tonta emoción me inundó cuando me senté esperando que esas palabras salieran de sus labios.

'Estoy embarazada’ anunció, con una enorme sonrisa, mirando a papá que también estaba radiante de alegría a su lado. ‘Vas a tener un hermanito o hermanita que cuidar, ¿no eres una niña suertuda?’ agregó, mientras jugaba con mi nariz.

Supongo que estaba sorprendida, o decepcionado de que no iba a conocer a Cenicienta o Minnie Mouse; no era normal tratar mal a mis papás o ser rencorosa... pero enloquecí. Puedo recordar gritarle, diciéndoles que les odiaba por destruirnos. Preguntándoles cómo podrían ser tan crueles. Se suponía que solo debíamos ser nosotros tres. ¿No era suficiente para ellos? No podía entender por qué habían hecho esta cosa horrible. Le dije a mamá que era demasiado vieja para tener un bebé, que sería repugnante cuando mis amigos la vieran caminando por la aldea con una panza tan fea, que era una vergüenza.

Sólo tenía once años, claro, pero incluso así sabía que era mejor que eso. Sabía que lo que estaba diciendo era rencoroso y malicioso. Sabía que los estaba lastimando. Las palabras aún me acechan junto con la expresión de dolor en el rostro de mamá. ¿Cómo pude ser tan egoísta con las dos personas que más amaba en el mundo?

Al principio trataron de calmarme, pero al final me dejaron sola en mi habitación – me dejaron gritar, llorar y sollozar hasta que me cansé y termine en silencio, enojada.

Un poco después escuché que mi puerta se abría y alguien entró a mi habitación. El suspiro me dijo que era papá. Me acurruqué bajo mi edredón en la cama, abrazando a Mr. Blobby, fingiendo estar dormida. Se sentó a mi lado, haciendo que se tambaleara.

'Soph, siempre serás muy especial para nosotros,’ dijo, jalando el edredón de plumas para revelar mi rostro y acarició mi frente.

Me quedé en silencio, aún fingiendo dormir con los ojos cerrados.

'¿Quieres saber un secreto? Siempre serás mi número uno,’ insistió. ‘Lloré mucho cuando naciste, no podía creer cuánto amor sentía por esta pequeña cosita que movía la cabeza. No creo poder amar a nadie tanto como te amo.'

'Eso es lo que dices ahora, pero espera a que llegue el bebé,’ le respondí, abriendo los ojos y haciendo una mueca malhumorada. ‘No me querrás tanto, ya no seré tu favorita.'

‘Oh, sí, lo serás’ dijo, plantando un beso en mi frente, dejando su rostro frente al mío en la almohada.

Lo vi a los ojos y vi la sinceridad.

Papá nunca me mentiría. ¿Verdad?

Me mordí el labio inferior, dándole vuelta a sus palabras.

Tenía que estar segura.

Necesitaba una garantía.

‘¿Promesa del meñique?' dije tristemente, levantando mi meñique.

Promesa del meñique,’ dijo riendo, tomando mi meñique con el suyo y sacudiéndolo en el aire, cerrando el trato y haciéndome reír. ‘Ahora’ agregó en un tono más serio, haciéndome saber que lo que iba a decir era importante. ‘Mamá está abajo y está un poco triste de que estés molesta,’ dijo, mientras me quitaba el cabello del rostro. 'Tenemos que tener especial cuidado con ella de ahora en adelante. No podemos estar gritándole y poniéndola triste. Te necesita.'

‘Lo siento, papá’ mascullé entre dientes, mientras mi labio inferior empezó a temblar.

'Oye, pequeña...’ me susurró, besándome de nuevo la frente. ‘Sé que lo sientes. ¿Por qué no vas abajo a ver a mamá? ¿Le das un abrazo y le dices que lo sientes?'

Hice una mueca, necesitando un mayor estímulo para hacer la vergonzosa caminata y pedir disculpas por mi comportamiento atroz.

'Te prepararé un chocolate caliente extra especial de papá si lo haces.’

‘¿Con crema y malvaviscos?’ pedí – aprovechando al máximo la oferta.

‘¡Sí! Y podemos beberlo frente a la chimenea si quieres. Ahora, ve,’ dijo, sacándome de la cama y guiándome hacia la puerta.

Salté en las escaleras y entré a la sala para ver a mamá, que estaba acostada en el sillón. Pude ver que había estado llorando y me sentí terrible.

‘Lo siento mamá’ exclamé, estallando en sollozos ante la idea de molestarla.

'Oh, amor...’ dijo, agarrándome y sentándome a su lado en el sillón,  abrazándome fuerte. La abracé, con mucha fuerza.

‘No quise decir lo que dije.’

‘Lo sé, amor. Lo sé’ susurró, besando mi cabeza.

‘¿Va a ser una niña o un niño?’

‘No sabemos todavía.'

‘Si es una niña, ¿podemos llamarla Ginger?’ chillé.

‘¿Cómo la Spice Girl?’

Asentí con la cabeza en respuesta, mientras la miré con ojos suplicantes.

‘Ya veremos, amor. Aunque ya tienes un pez dorado llamado Ginger, no quieres molestarlo robando su nombre...’

‘Cierto’ dije con tristeza, deseando no haberle dado un nombre tan bueno a un aburrido pez.

Seguíamos acurrucadas en el sillón cuando papá entró y dijo que ya no teníamos malvaviscos.

Gemí. No sería un chocolate caliente real sin malvaviscos.

La ira me inundó de nuevo – ¿papá sabía que ya no teníamos malvaviscos y me engañó para bajar? ¿Me habían mentido? Las lágrimas que acaba de secar amenazaron con brotar de nuevo.

Queriendo mantenerme tranquila y evitar otro estallido, papá decidió ir rápido a la tienda para comprarlos.

Crisis evitada.

'¿Quieres venir conmigo, Soph?' preguntó, empujándome suavemente.

Recostada ahí junto a mamá en el sillón, acurrucado frente al fuego, la idea de salir al frío no me era atractiva. Ni siquiera le respondí; sólo cerré los ojos y sacudí la cabeza, aferrándome a mamá un poco más.

Nos quedamos dormidas.

Fue el sonido de las sirenas y las luces azules intermitentes frente a la casa lo que nos despertó con un sobresalto, haciéndonos saltar del sillón.

Los ojos de mamá se llenaron de miedo de inmediato. Fue como si supiera que algo grave había pasado. Como si supiera que era papá.

'Soph...’ dijo, calmándose. ‘Voy a salir a buscar a papá. Quédate aquí, ¿de acuerdo?’

Asentí con la cabeza y la vi salir por la puerta hacia la noche fría y oscura.

Ni siquiera se molestó en ponerse el abrigo.

Salió con pantuflas.

Sin saber qué hacer, me quedé en el mismo lugar. Viendo la puerta. Esperando que ambos volviera a casa.

Cuando escuché que tocaban la puerta un rato después supe que no sería uno de ellos, no habrían necesitado para golpear – papá tenía llaves.

Abrí y encontré a una mujer policía en la puerta. Tenía una cara muy amable. Esta como sonriéndome, pero era una sonrisa triste. Una sonrisa inquieta.

‘¿Sophie?’ preguntó.

No dije nada. Solo asentí lentamente.

‘Hola Sophie, soy PC Wallis. Tu mami me pidió que te recogiera para que podamos ir a verla. ¿De acuerdo?’

Recuerdo pensar: 'No mencionó a papá. ¿Qué hay con papá? ¿Por qué no me llevas con él?' Pero no dije nada. Subí las escaleras para agarrar a Mr. Blobby y seguí a PC Wallis a su coche.

Se sintió tan extraño estar en la parte trasera de ese coche de policía detrás de PC Wallis y su compañero – un joven que ni siquiera se dio la vuelta para decir hola. Puedo recordar la ruta a la perfección; conozco los semáforos que nos dejaron conducir sin detenernos y los que nos detuvieron con su rojo resplandor amenazante, dónde se nos unieron otros vehículos en la calle y dónde manejamos solos por las calles vacías.

No dije nada a los dos adultos en frente de mí en ese viaje, y ellos no me dijeron ni una palabra a mí. De hecho, apenas hablaban entre sí. El único ruido en el coche era el ladrido constante del radio policiaco, '... ¿algún coche en el área puede ir de inmediato e informar? Cambio,' ‘... sospechoso a pie, en dirección oeste por Brucknell Road', y mucha más jerga policiaca que no entendí. Escuché con atención, tratando de oír si había alguna mención de mi padre. No la hubo.

Ya en el hospital, me llevaron con mamá que estaba desplomada en una silla en medio de un pasillo ocupado. La caminar hacia ella pude ver su cara roja, hinchada y supe que había estado llorando. Sabía que no era una buena señal.

Sentí más miedo que nunca.

'¿Mamá?’ dije, cuando finalmente estuve frente a ella, la pequeña caminata por el pasillo parecía haber tomado horas.

Levantó la mirada con expresión de dolor, su rostro y cuerpo derrumbándose cuando se deslizó de la silla y quedó de rodillas, abrazándome de la cintura y enterrando su cabeza en mi cuerpo.

Luego empezó a llorar.

Era un ruido que jamás había escuchado antes, fuerte y casi animal. Sonaba como si sintiera mucho dolor.

Me quedé allí mientras sus sollozos vibraban entre las dos, haciéndonos temblar.

Puedo recordar no saber a dónde mirar mientras la gente a nuestro alrededor comenzó a ver a la mujer destrozada de rodillas, abrazándome. Aunque no estaba avergonzada. Estaba entumecida.
Nada tenía sentido.

Mamá nunca me dijo que papá había muerto. Las palabras nunca fueron pronunciadas por su boca. El llanto, que duró meses, me dijo todo lo que necesitaba saber. Eso y el hecho de que papá no estaba allí para detener el llanto.

No hice lo mismo. No derramé una sola lágrima cuando papá murió, porque hubo un pensamiento que rebotaba en mi cabeza –era mi culpa. Si no hubiera sido una niña mimada, papá no habría estado fuera en la oscuridad para comprar un estúpido paquete de malvaviscos. No habría estado en medio de la calle mientras un coche, duplicando el límite de velocidad y conducido por un borracho, salió de la esquina y fue directamente hacia él. Matándolo instantáneamente.

Yo lo había hecho.

Era mi culpa.

Estaba mal que llorara.

Miraba a mamá con su rostro torturado y era consumida por la culpa.

Volver a la escuela y ver a otras personas fue horrible. No podía soportar la expresión de sus rostros cuando entraba a una habitación – las miradas, los susurros. No podía soportar sus palabras vacías de lástima. O cómo sus ojos se inundaban mientras hablaban. Podía sentir su dolor sumándose al mío, incrementando mi culpa y arrastrándome más.

Estaba convencida de que algún día alguien descubriría la verdad y me declararían una asesina. Que todos se pondrían en mi contra con disgusto.

Me retraje en mi misma. Mi lenguaje corporal cambió. Estaba tan retraída, con los hombros hundidos, el pecho vacío, y la cabeza baja. Era como si estuviera tratando de hacerme lo más pequeña posible, para que nadie me notara. Odiaba su atención.

Al principio intentaron ayudarme, hacerme hablar de lo que había pasado, como mi maestra, la señorita Yates y la niña que había sido mi mejor amiga, Laura Barber, pero después de un tiempo se rindieron y me dejaron sola. Ya no sabían qué decir para intentar hacerme hablar, o eran incapaces de entender que aún no lo había “superado”. Su distancia me vino bien. Sentía que no merecía su tiempo. Había hecho algo terrible. Había matado a mi padre. No quería que hablaran conmigo, o de mí. Quería desaparecer.

Fue entonces cuando mis ataques de pánico empezaron – aunque nunca tuve el valor de pedirle ayuda a nadie. Era vergonzoso. De alguna manera pensé que era un castigo por ser tan mala persona.

Las cosas pasaron de malas a tan-malas-que-se-preguntó-qué-razón-le-quedaba-para-vivir. Mamá sufrió un aborto unas semanas después de la muerte de papá.

Los médicos no estaban seguros de si fue la edad, algo que ver con el estrés, o simplemente una de esas cosas – de cualquier manera, había perdido a su esposo y a su hijo por nacer en cuestión de semanas. Me tenía a mí, pero parecía que su hijo no nacido había sido su rayo de esperanza – otra conexión con papá que había desaparecido.

Rápidamente se convirtió en una sombra de su antigua persona. Nerviosa y temblorosa, constantemente limpiando todo, se obsesionó con la limpieza y tenía pánico si las cosas no se hacían a su manera.

Nuestra relación en ese momento era tensa, por decir lo menos.

Nunca me culpó. Nunca mencionó el hecho de que si hubiera dejado que papá me diera el maldito chocolate caliente sin malvaviscos, aún estaría con nosotros, pero sabía que lo pensaba. Le había robado a su marido y a su hijo no nacido.

La luz de sus ojos se había apagado – como si parte de ella había muerto también. No me amaba tanto. A veces me abrazaba y me habla como lo hacen las madres pero era rígido y tenso, su mente estaba en otra parte. Estaba vacía. Fría. Distante.

Siguió trabajando a pesar de su dolor. Tenía que hacerlo. Sin papá, ella era la única capaz de traer dinero a casa. Pasaba tanto tiempo como podía en la biblioteca, odiaba estar en casa. No estaba segura de si era porque las cosas de papá aún estaban por toda la casa como un constante recordatorio de que ya no estaba con nosotros, o para que pudiera pasar tan poco tiempo conmigo como fuera posible.

Cuando tuve edad suficiente, decidí conseguir trabajo en la florería local para ayudar a mamá con las cuentas de la casa. No ganaba mucho, £15 por trabajar todo el sábado, pero todo ayudó. Era la “chica de la cubeta,” la que tenía que limpiar todas las cubetas sucias al final de la semana. Me gustaba el trabajo porque estaba aislada, capaz de esconderme en el cuarto trasero, sin hablar con nadie mientras limpiaba. También me gustaba porque el dueño me dejaba llevarme algunos racimos si ya no eran perfectos. Había algo en la vida de una flor y su breve belleza que me tenía impresionada – toda su energía era utilizada en florecer. Para ese momento estarían hermosas y casi perfectas – pero en cuanto ese momento había pasado, empezaban a marchitarse casi instantáneamente. Vi mi vida en esos pétalos marchitos. Mi familia había florecido a su mejor momento, pero ahora nos marchitábamos.

Lo único que quería era a mi mamá de vuelta. Me quedaba despierta en la noche escuchando los sollozos que salían de la puerta de su habitación. A veces, sobre todo si había tenido un ataque en la noche, quería ir con ella. Que me abrazara. En esas ocasiones agarraba a Mr. Blobby y caminaba de puntillas por el pasillo. No iba a su habitación. Ni siquiera tocaba la puerta. Sólo me sentaba afuera abrazando mi juguete. Quería a mi mamá pero estaba muy avergonzada de acercarme a ella. No quería darle más preocupaciones cuando ya estaba tan frágil.

Por seis años vivimos bajo una nube de perdición, sin comunicarnos no expresar cómo nos sentíamos. La vida se había detenido. Caminábamos por la casa en silencio, sin saber cómo seguir adelante, sin querer alejarnos de lo que había sido.

La llamada de atención de mamá con las pastillas fue el comienzo de nuestra recuperación. Prometió que ella no había tenido intención de tomarlas. Sólo quería poner fin a sus recurrentes pesadillas para poder dormir. No estaba pensando con claridad. No había pensado en cómo sus acciones me podrían haber dejado sola en el mundo. Fueron tiempos horribles, especialmente porque nos llevó de vuelta a la sala de urgencias en el hospital – de vuelta a ese horrible lugar.

Después de su estancia en el hospital las cosas empezaron a ser más soportables. Empezamos a hablar, no sobre papá ni nada importante, sino sobre tonterías – libros que habíamos leído, o algo que habíamos visto en las noticias. Permitió que nuestra relación se reconstruyera.

Me aseguré de estar ahí para ella, me necesitara o no. Cocinaba cuando llegaba a casa de la escuela, asegurándome de sentarnos juntas a comer – algo que habíamos dejamos de hacer cuando nuestro equipo había sido despedazado. Empecé a hacer más cosas en la casa para que mamá tuviera menos de qué preocuparse, aunque su obsesión por la limpieza y que las cosas fueran precisas continuó, así que podía ayudar hasta cierto punto. Estaba más ahí, eligiendo sentarme en el piso con ella en vez de encerrarme sola en mi cuarto, bloqueando al mundo. Veía la televisión o películas con ella. A veces simplemente nos sentábamos a leer juntas. Incluso armamos algún rompecabezas.

Creo que fue entonces cuando empezó a quererme de nuevo. No creo que antes de eso tuviera algo dentro de ella para dar.

Con mamá regresando a mí, no había forma de que pudiera pensar en dejar Rosefont Hill para irme de viaje o a la universidad. ¿Cómo podía irme a vivir otra vida cuando le había hecho esto a mamá?

La culpa aún se aferraba a mí, haciéndome dudar de mí misma y alejándome de otras personas. Toda mi energía y tiempo se concentraron en mantener bien a mamá. Todavía pensaba que no era digno del amor o afecto de nadie más.

Fue Molly quien me hizo ver que si era digna. Nunca hizo preguntas sobre ese tiempo que obviamente había tenido un gran impacto en mi vida y nunca me miró con lástima. Para otros, yo era la personificación andante de la trágica muerte de mi padre, pero para Molly yo solo era Sophie May, una chica tranquila que estaba dispuesta a aprender.

El esposo de Molly, Albert, había muerto años antes de un ataque al corazón, así que ella sabía lo que era llorar la pérdida de alguien a quien amabas más que nada en el mundo. Teníamos algo en común. Nunca trató de sacarme información, pero ella habló mucho de Albert. Siempre me contaba historias de ellos y su hijo Peter. La admiraba por eso. Vi que al hablar del hombre que amaba mantenía vivo su espíritu, que él era tan parte de ella como cuando vivía. Así que hablé con ella sobre papá, sobre cómo solía hacerme reír y lo mucho que lo extrañaba. Fue la única persona con la que me abrí. No podía mencionar a papá en casa – aunque habían pasado años habían pasado se sentía reciente, no estaba segura de cómo iba a reaccionar mamá. No podía lidiar con la idea de ver más angustia en sus ojos cuando estaba en camino a mejorar.

Con el tiempo hablé con Molly sobre la noche de la muerte de papá, el aborto de mamá y cuán culpable que me sentía. Cómo, en mis ojos, yo era tan culpable como el conductor borracho que lo atropelló. Ella estaba horrorizada de que hubiera cargado con esos sentimientos durante tanto tiempo. Sorprendida de que la culpa me hubiera hecho aislarme y sentirme indigno. Eventualmente, me hizo darme cuenta de que lo que había pasado había sido un trágico accidente, por el que ya me había castigado lo suficiente.

No transformé mi vida y volví a ser la chica despreocupada que era antes de que mi padre muriera – creo que jamás volveré a serlo – pero empecé a dejar que la gente se acercara. Empecé a sentirme humana de nuevo.

Obviamente, como adulta, puedo ver que en realidad no maté a mi papá, algún idiota intoxicado, demasiado borracho para darse cuenta que había atropellado a alguien, mucho menos que lo mató, lo había hecho. Puedo ver que tampoco causé el aborto de mamá; eventos como esos están fuera de nuestro control. Sin embargo en algún lugar profundo dentro de mí la niña de once años aún me molesta de vez en cuando, haciéndome dudar de mí misma. Después de todo, la cadena de eventos comenzó conmigo, y mi comportamiento atroz...


Dejo de hablar, consciente de que las lágrimas han estado derramándose por mi rostro mientras informo a Billy de los detalles de aquellos años mórbidos.

‘Lo siento,’ digo, respirando profundamente para calmarme.

‘Cariño, no es necesario decir que lo sientes,’ dice Billy en voz baja, con la frente llena de preocupación.

‘Me preocupa que lo estoy olvidando...’ suelto abruptamente. ‘Ya no recuerdo su rostro. Bueno, si lo recuerdo, pero la imagen en mi cabeza es de las fotos que me rodean, no de él moviéndose y viviendo. No recuerdo su risa, su voz...’ admito, sacudiendo la cabeza.

Eso es natural, pero no quiere decir que lo ames menos.’

‘Pero nunca lo conocí. No de la manera los adultos se conocen y entienden ¿sabes? Lo conocí cuando era niña,’ explico. ‘Alguna vez escuché que cuando las personas mueren, los que los rodean tienen el deseo de convertirlos en una especie de santos, ponerlos en un pedestal irreal, lejos de la verdadera persona. Quizá lo hice. Quizá él no era un gran hombre.’

‘Y quizá sí lo era.’

‘Quizá...’ murmuro, mirando al suelo, tratando de ordenar mis pensamientos. Sorprendida de haberme permitido expresar este miedo, que he mantenido escondido por tanto tiempo. ‘¡Oh, estoy tan enojada con Molly!’ gruño.

‘Pero ella no sabía lo que tramaba Sally. Lo sabes.’

‘No, Billy, ese no es el punto. No pensé que alguna vez compartiría con alguien lo que le dije.’

‘Pero no lo hizo. ¿No ves que no compartió ninguno de los detalles que acabas de contarme? No sabes qué dijo Sally para sacarle esas palabras o cómo retorció sus oraciones para que encajaran con su historia. Esta Carla debió haber mencionado el asunto en primer lugar; no Molly, eso es seguro.’

Vuelvo a pensar en el mensaje que recibí de Carla la noche de los BAFTA; dijo que estaría en Rosefont Hill para ver a sus padres la siguiente semana y que visitaría la tienda, así que no hay duda de que fue entonces cuando debió haber hablado con Sally. Carla probablemente declaró entonces que una vez fue mi mejor amiga o alguna tontería por el estilo. Debió haberle encantado compartir esa información y actuar como si supiera todo, probablemente sintiéndose un poco vengativa porque nunca contesté el mensaje que me mandó. Supongo que después de tener el indicio de la historia, Sally recurrió a Molly para aclarar lo que había oído o para llenar los espacios en blanco.

‘Me gustaría que no hubiera dicho nada. Sé que le encantan los chismes, pero esto es...’ sacudo la cabeza, quedándome sin palabras.

‘¿Intentó hablarte?’ pregunta Billy tranquilamente.

‘Sí. Tengo más de 60 llamadas suyas’ digo tímidamente.

‘¿No crees que deberías regresarle la llamada?’

‘¡No! Todavía no... No puedo. Primero tengo que pensar en lo que diré.’

‘¿Qué hay de tu mamá?’ Billy pregunta con un suspiro.

Ni siquiera había pensado en mamá. No recuerdo haber visto ninguna llamada perdida suya, pero seguro vio los periódicos de hoy en la biblioteca.

‘¡La llamaré!’ Digo, corriendo por mi teléfono a la cocina, avergonzada por no haberla llamado antes.

‘Hola, biblioteca de Rosefont Hill. Habla Susan. ¿Puedo ayudarlo?’ Susan pregunta en el tono aburrido de siempre.

‘Susan, soy Sophie.’

‘Oh, hola,’ dice, animándose ante la mención de mi nombre.

‘¿Está mi mamá?’

‘No, se tomó el día libre.’

‘Oh.’

‘Aunque abrió a primera hora. Estaba aquí cuando llegaron los periódicos, pero luego preguntó si se podía ir. Dijo que no se sentía bien,’ dice con duda, haciéndome saber que había algo más.

‘De acuerdo, voy a intentar hablar a casa. Gracias, Susan’ digo antes de colgar y marcar a casa de mamá, viendo a Billy con preocupación.

‘Se fue cuando vio los periódicos,’ digo sacudiendo la cabeza, escuchando el zumbido del teléfono. ‘No contesta.’

Veo a Billy con pánico.

‘No te preocupes... vamos para allá.’

‘¿Está seguro?’ Pregunto, corriendo a la habitación para cambiarse la piyama e irnos.

‘¡Por supuesto!’ Dice, siguiéndome, arrojándome ropa limpia. ‘No vamos a relajarnos hasta que sepamos que está bien, ¿cierto?’


No me molesto en tocar la puerta cuando llegamos. Uso mi llave y entramos. Caminamos a la sala, en donde encontramos a Mamá sentada en el suelo, rodeada de cajas. De inmediato me siento enferma con la idea de que su obsesión por la limpieza haya vuelto; aunque antes de poder reaccionar veo lo que tiene en la mano y a su alrededor: fotos de papá. Las lágrimas se acumulan en mis ojos de inmediato.

‘¿Mamá?’

‘Oh,’ dice, sorprendida, claramente enfocada en la foto que estaba viendo. ‘Hola, ustedes dos. ¿Qué hacen hasta acá?’ pregunta, antes de levantar la foto hacia su rostro, sonriendo mientras ve la imagen.

‘Traté de llamarte.’

‘Oh, ¿eras tú? Creo que era uno de esas personas sin tacto,’ dice distraídamente.

‘¿Mamá?’ digo, sabiendo que ha visto los periódicos y que sabe porqué estamos aquí.

‘Estoy bien, amor,’ dice, bajando la foto en su mano y dejando escapar un suspiro, viéndonos a los dos.

‘¿En serio?’

‘Si…’ dice lentamente, viendo las fotos en el piso. ‘Vi esa foto en el periódico y de pronto sentí la necesidad de ver más. No puedo recordar la última vez que vi bien todas estás. Creo que no lo he hecho desde…’ se detiene tristemente.

‘¿Quiere una taza de té?’ pregunta Billy, acariciando suavemente su hombro.

Mamá pone su mano encima de la de él y la acaricia mientras asiente.

‘Gracias, cariño.’

Con Billy fuera de la habitación me arrodillo junto a mamá, viendo las fotos esparcidas en el suelo.

‘¡Creo que nunca he visto la mayoría de estas!’ digo, tomando fotos de mamá y papá bastante jóvenes y graciosos.

‘No, claro que no, porque no estás en ellas,’ dice mamá con una risa.

‘¿A qué te refieres con eso?’

‘Solías tener esta obsesión sobre que fuéramos los 3… no creo que tu pequeña mente pudiera entender que tu mami y papi tuvieran una vida antes de que nacieras. Era como si te excluyéramos y te ponías de mal humor. Sólo te interesaban fotos que te incluyeran de algún modo.’

‘Que niña tan mimada,’ murmuro.

‘No, no lo eras… sólo tenías opiniones muy fuertes, eso es todo. TU papá solía encontrar tus modos encantadores. Solía decir que era encantador y que tu necesidad de ser incluida era hermosa. Nunca fuiste necesitada amor, solías dar. Su pequeño bichito amoroso.’

No puedo evitar el nudo que se forma en mi garganta o las lágrimas que derramo al escuchar esta nueva información.

‘Lo siento tanto…’ digo, sintiéndome culpable, secándome las lágrimas.

‘No tiene nada de malo llorar amor,’ dice mamá, poniendo su mano en mi rodilla. ‘Solía preocuparme porque no expresaras tus sentimientos.’

Solo asiento, mordiéndome el labio, sin saber qué decir.

‘A veces me acostaba en la cama pensando en lo que pasaba por su cabeza cuando nos mira,’ confiesa. ‘Sé que estaría muy orgulloso de ti, Sophie.’

‘¿En serio?’ digo lentamente, sin poder entender por qué habría de estarlo.

‘Oh si, mudarte a Londres fue una gran decisión, impulsada por amor, le habría gustado eso. Era un romántico empedernido. Aunque no sé cómo se habría comportado con Billy.’

‘¿Crees que no le habría gustado?’

‘Lo habría amado. Pero tu papá era muy protector con su pequeño ángel. Creo que mantendría cerca a Billy, haciéndole saber que si alguna vez cruzaba la línea y te hería, él lo buscaría.’

‘¡Lo habría vencido en un segundo!’ declara Billy mientras entra a la sala con una bandeja y 3 tazas.

‘No lo dudo,’ sonríe mamá.

‘¿Qué demonios están usando en esta?’ pregunto, riéndome, mientras veo una foto de ellos dos, mamá usando un vestido amarillo a cuadros y papá con una camisa floreada desabotonada para mostrar un poco de vello en el pecho, y shorts a la cintura.

Mamá toma la foto, la ve de cerca y sonríe.

‘Esa fue nuestra primera cita en el cine, creo que uno de sus amigos la tomó.’

Veo a mamá mientras absorbe la imagen y recuerda un tiempo más feliz. Una burbuja de amor y calidez la llena mientras disfruta el sentimiento que le brinda el recuerdo, después de bloquear esos sentimientos por tanto tiempo.

El timbre suena, haciendo que nos veamos el uno al otro. Noto que las mejillas de mamá se enrojecen.

‘Erm… iré a atender eso,’ dice, antes de ir a la puerta.

Billy me mira con duda. Me encojo de hombres, sin saber quién podría ser ni qué podría causar el cambio radical en el comportamiento de mamá.

Cuando escucho la conversación en murmullos que mamá tiene en la puerta, de inmediato sé que está tratando de deshacerse que quien sea que tocó. Es un hombre. Asumo que es el hombre que le ha estado haciendo compañía. Sin pensarlo me pongo de pie y me dirijo hacía ellos.

Veo a mamá en la puerta hablando rápidamente con un hombre de cara pálida frente a ella.

‘Hola, soy Sophie,’ digo, viendo al visitante por encima del hombro de mamá. ‘¿Quiere pasar a tomar una taza de té? La tetera aún está caliente.’

Mamá me voltea a ver, con la mandíbula abierta en sorpresa, insegura de cómo lidiar con la situación.

‘Erm… ¿estás de acuerdo Jane?’ pregunta el hombre, viendo a mamá con duda.

Ella me ve antes de responder, estudiando mi rostro para ver si es buena idea.

‘Si… si, sería agradable. Sophie, este es mi amigo Colin,’ dice, moviéndose para dejar entrar a Colin.

‘Hola Sophie, un placer conocerte al fin. He escuchado mucho de ti,’ dice, acercándose y dándome un beso en la mejilla.

Le sonrío, viendo su redondeado rostro e impecable cabello gris, su voz suave y amable. Si, puedo ver por qué a mamá le gustaría pasar tiempo con él, hasta ahora parece muy amigable.

‘¿Vamos a la cocina?’ pregunto, consciente de que las fotos de papá siguen en el piso de la sala y no quiero que esto sea más incómodo de lo que ya es.

‘Buena idea,’ dice mamá, apretando mi mano antes de guiarnos.

‘Llevaré nuestras tazas,’ ofrece Billy en voz alta desde la sala, haciéndonos saber que nos escuchó.

‘Traje esto para ti Jane,’ dice Colin, sacando un rompecabezas de 550 frijoles horneados en una bolsa de plástico que ha estado cargando. ‘Se llama imposibezas, o algo así. Aaron, mi hijo,’ dice para que yo entienda,’ me lo dio en Navidad.’

‘¿Oh?’ pregunta mamá.

‘Es muy frustrante porque todas las piezas se ven iguales, pero supongo que eso hace que sea más satisfactorio cuando lo terminas,’ añade tímidamente. ‘Me tomó días.’

‘Bueno, gracias,’ dice mamá mientras toma la caja y la estudia.

Me atrae la inocencia del intercambio, feliz de que mamá tiene a alguien en su vida que le haga detalles tan simples, pero atentos.

El silencio inunda la habitación mientras nos paramos incómodamente viendo al piso.

‘¡Oh, lo siento! ¡Te serviré el té!’ dejo escapar, tomando la tetera.


Antes de regresar a Londres, voy a mi vieja habitación y empaco algunos marcos y fotos de mi pared, decidiendo colgarlo en el departamento de Billy – idea suya. Se siente extraño quitarlas de donde papá las colgó hace tantos años, pero sé que me servirán mejor al poder verlas todos los días.

Mamá entra y me rodea con sus brazos.

‘Gracias,’ susurra.

‘No seas tonta. No podrías haberlo dejado afuera en el frío,’ sonrío. ‘Parece agradable.’

‘Lo es.’

Mamá se sienta en la cama y suspira fuertemente, haciéndome saber que está a punto de decir algo que no quiero escuchar.

‘En verdad deberías llamar a Molly, amor.’

‘Lo haré,’ digo encogiéndome de hombros, sin querer hablar de Molly en el momento, feliz de ignorar la situación.

‘Cariño, hablé con ella temprano y se siente terri–’

‘¡Mamá!’ me quejó, deteniéndola.

Suspira de nuevo, claramente decepcionada de que no quiera discutir el asunto – pero incapaz de dejarlo de lado.

‘Solo recuerda todo lo que ha hecho por ti. Esto no es su culpa.’

‘Lo sé mamá. Lo sé. Te prometo que la llamaré al rato.’

‘Bueno, no la hagas esperar demasiado. Es una buena mujer apenada por decepcionarte. No la hagas sufrir,’ pide. ‘Realmente no hizo nada malo.’

Trato de enfocarme en las fotos frente a mí, mientras las empaco en una caja, bloqueando las palabras de mamá. Aún no quiero hablar con Molly. Sé que está sintiéndose terrible y odio que Sally la usara de este modo, pero aún no estoy lista para decirle que está bien y que no importa. Aún no. Ha sido un día bastante desgarrador, estoy agotada, y no creo poder lidiar con otra gran plática ahora mismo.


Sentada en el carro de camino a casa, Billy toma mi mano y la besa.

‘¿Estás bien?’

‘Bizarramente, si,’ digo, sonriéndole. ‘Qué día tan extraño.’

‘Ha sino emocional para ti.’

‘Si, me siento exhausta.’

‘Ya lo creo.’

‘Aunque es bueno ver a mamá feliz con Colin.’

‘¿Te pareció extraño?’

‘No realmente. Parecen más amigos que otra cosa ¿no? Pero aunque sea más que eso, creo que me hizo darme cuenta cuán solitaria ha sido. Me alegra que tenga a alguien que la cuide.’

‘Parece muy atento.’

‘Si, me gustó.’

‘También es viudo, ¿sabes?’ revela Billy.

‘¿En serio?’

‘Su esposa murió hace dos años mientras dormía.’

‘Oh…’ Es trágico que ambos hayan perdido a sus otras mitades, pero me conforta saber que mamá tiene a alguien con quien compartir ese dolor. Colin claramente ha sido la razón de su nueva apariencia y el que sea capaz de recordar la vida con papá con alegría, así que le agradezco eso.

‘Paul llamó cuando estabas arriba con tu mamá,’ continua Billy. ‘Ha estado tratando de contactarme todo el día. Hable brevemente con él.’

‘¿Qué dijo?’

‘No mucho, solo asegurándose de que estés bien.’

‘Qué lindo de su parte.’

‘Algunos editores se le han acercado queriendo saber si quisieras contar tu versión de la historia. Pero les dijo que como no tuvieron la decencia humana de contactarte antes de publicar la historia, no tenías deseo alguno de hablar con ellos ahora. Creo que fue lo correcto.’

‘¡Si! ¡Definitivamente!’ digo.

‘Realmente está peleando por ti.’

¿Qué es esto? ¿Paul mostrando amabilidad para conmigo? Tiene una mente de negocios cuando se trata de Billy, siempre tratando de que alcance los más altos nivel de la fama, pero quizá en algún lugar sí tiene un corazón. Quizá… o quizá solo quiere que Billy piense que es así.

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